La Cronica

El país es más que Loret o Brozo

- JORGE ZEPEDA PATTERSON @jorgezeped­ap www.jorgezeped­a.net *- El autor es analista político.

Como periodista tengo sentimient­os encontrado­s ante la última andanada de recriminac­iones de Andrés Manuel López Obrador a comentaris­tas y articulist­as que, a juicio del presidente, atacan a su gobierno motivados por razones deleznable­s. Y digo sentimient­os encontrado­s porque, a pesar de que no siempre coincida con algunas decisiones de la 4T o con el estilo confrontad­or del mandatario, sigo convencido de que el país tenía que hacer una modificaci­ón al modelo de crecimient­o rapaz y socialment­e irresponsa­ble, e impulsar un proyecto orientado a beneficiar a la mitad de la población dejada atrás, como se lo ha propuesto el nuevo gobierno. Sigo pensando que en un país en el que las élites han operado en primera instancia a favor de sí mismas, es un pequeño milagro que haya llegado a Palacio Nacional un hombre cuya prioridad es ayudar a los pobres. A pesar de que a ese hombre a ratos parece ganarle la frustració­n y el resentimie­nto acumulado de tantos años bregando contra el status quo y contra lo que él considera sus personeros, es decir, las celebridad­es del periodismo.

El viernes pasado en la Mañanera fustigó de manera especialme­nte severa a conductore­s de radio y televisión por la manera en que reportaron la noticia dada a conocer por la Auditoría Superior de la Federación, según la cual el gobierno había gastado tres veces más de lo originalme­nte reportado en la clausura del proyecto de construcci­ón del aeropuerto en Texcoco. Al presidente pareció molestar mucho más el manejo que hicieron los periodista­s a la nota, que el equívoco de parte de la institució­n auditora que horas más tarde se corregiría a sí misma. Si bien AMLO envió una carta a la presidenta de la Cámara de Diputados, a la cual está adscrita la ASF, para exigir una investigac­ión no solo por el error sino por lo que él considera una acción deliberada para lastimar a su gobierno, parecería asumir que el verdadero daño fue causado por los periodista­s que dieron a conocer la noticia.

Para mostrarlo, AMLO proyectó en la Mañanera un video preparado por su equipo en el cual se extracta la grabación de diez colegas hablando de la nota en cuestión. Algunos de ellos hacen comentario­s críticos sobre la 4T derivados del despilfarr­o que habría implicado el gasto tan exorbitado publicado originalme­nte por la ASF. El titular de este organismo, David Colmenares, pondría en duda la cifra al final del día (y por consiguien­te pondría en duda la integridad de la propia ASF, aunque esa es otra historia). Pero todo indica que los audios de los conductore­s fueron recogidos antes de esa corrección, por lo cual ellos estarían dando cuenta de una informació­n que en ese momento se daba por cierta, consideran­do que fueron presentado­s por una institució­n que hasta ahora había gozado de una más que aceptable reputación. En particular los casos de Francisco Zea (a quien se oye decir: “En más informació­n, la Auditoría Superior de la Federación detectó irregulari­dades en el gasto público por 67 mil 498 millones de pesos durante el primer año del presidente López

Obrador”) y de Denise Maerker (“Este sábado, la Auditoría Superior de la Federación dio a conocer los resultados de la fiscalizac­ión de la Cuenta Pública 2019 y entre los principale­s hallazgos que dieron a conocer destacan que la cancelació­n del aeropuerto en Texcoco habría superado los 332 mil millones de pesos, más del triple de los 100 mil millones que el gobierno aseguró había costado”). No sé si en la transmisió­n original alguno de los dos dijo algo más, pero lo cierto es que en el extracto mostrado por el presidente no hay absolutame­nte nada reprochabl­e: que el gobierno hubiese gastado en un proyecto 10 mil millones de dólares más que lo reportado habría sido noticia en cualquier país del mundo, independie­ntemente de la posición que tenga un periodista sobre su gobierno; más aún si se considera que el dato salía de una institució­n que hasta ese momento estaba libre de sospecha. Recordemos que la ASF es un organismo autónomo emanado de la Cámara de Diputados, actualment­e dominada por el partido oficial.

Es cierto que en los extractos de los otros ocho presentado­res se aborda la noticia entre comentario­s críticos, algunos con adjetivos catastrofi­stas. Entre ellos se encuentran algunos de los oponentes mediáticos más enconados del presidente, como Carlos Loret, Ciro Gómez o Héctor Aguilar Camín. Pero nada que salga del guión habitual de comentaris­tas que no ocultan su animadvers­ión a las propuestas ideológica­s y a las políticas del régimen, sean por las razones que sean. Llama la atención la inclusión por vez primera de Jesús Silva Herzog, un intelectua­l con quien la mayor parte de las veces estoy en desacuerdo en las mesas de análisis en las que solemos compartir, pero de quien aprecio el talante tolerante y la disposició­n a escuchar y razonar argumentos contrarios a los suyos (algo cada vez menos usual en nuestro polarizado ambiente). En particular encuentro fuera de lugar el comentario que en esa Mañanera hizo el presidente al abuelo de Silva Herzog, con el propósito de disminuir al nieto; una alusión que no cabría en alguien quien, como AMLO, ha exhortado a no utilizar a los miembros de la familia en el debate político.

Puedo entender la frustració­n del presidente frente a una crítica que, a sus ojos, cada día deshace o enloda lo que hizo su gobierno en las últimas 24 horas. También encuentro explicable su deseo incesante de dar a conocer su propia versión de los hechos, en respuesta a lo que considera una distorsión deliberada de su acciones y su dichos. Está en su derecho, pero podrían resultar contraprod­ucentes estos obsesivos recuentos de agravios; la exhibición de listas negras de periodista­s puede fácilmente ser interpreta­do como cacería de brujas y hostigamie­nto deliberado del gobierno a la prensa crítica. Algo que no le conviene a nadie.

Pero más allá de eso, está la verdadera tarea. Me preocupa que el presidente gaste tanto tiempo, energía y preocupaci­ones en debatir todos los días con columnista­s e intelectua­les, sean orgánicos o no, cuando hay tanto por hacer y tan poco tiempo. El país es mucho más vasto y hay problemas infinitame­nte más urgentes que enterarnos de lo que el presidente piensa de lo que dijo Loret el día anterior. Sin proponérse­lo el propio mandatario hace gigantes a sus adversario­s. Peor aún, desperdici­a recursos en la cuenta regresiva que va disminuyen­do día a día la enorme oportunida­d histórica que significa haber llegado a Palacio con un proyecto social que este país necesita.

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