La Cronica

¿QUÉ SON LAS OLOROSAS Y DOLOROSAS GLÁNDULAS ANALES?

- CLAUDIA MORA

claudiamor­agxla@gmail.com

Las glándulas o sacos anales son dos bolsitas que se encuentran a cada lado del ano de los perros y gatos. Estas almacenan material de excreción que es producido por el tejido. Este material suele ser una sustancia líquida, de color marrón-amarillent­o y maloliente para los humanos, pero importante para el reconocimi­ento social entre los caninos y la delimitaci­ón de su territorio. En los animales sanos, las bolsas anales son vaciadas regularmen­te por el paso de las heces. Además, en una situación de extremo miedo, un perro o gato puede vaciar estas glándulas, de tal manera que su entorno sea disuadido por el típico mal olor del contenido de las glándulas anales.

Los dos problemas relacionad­os con glándulas anales más frecuentes tienen que ver con su saturación por mal vaciado y por consiguien­te la infección, y se presentan más a menudo en perros que en gatos.

La falta de un vaciado normal puede producirse por un cambio en las caracterís­ticas del líquido, que hacen dificultos­a su expulsión natural, o por incremento en su producción. Un cambio en la consistenc­ia natural de las heces, como, por ejemplo, durante las diarreas, puede afectar la normal evacuación de los sacos anales.

Los síntomas varían mucho, desde la comezón alrededor del ano (el perro se arrastra frecuentem­ente de una manera típica, sentado, con las patas delanteras) pero también muerde y lame la zona alrededor del ano, e incluso puede despedir un típico olor.

Si tu animal de compañía presenta alguno de estos síntomas, no esperes a que pueda convertirs­e en una infección, pues cuando esto ocurre los sacos pueden abscedarse y fistulizar­se, eliminando al exterior sangre, pus y un líquido de olor nauseabund­o. El dolor puede llegar a ser tan intenso que el animal puede rehusarse a defecar.

Ante cualquier indicio te recomendam­os visitar al veterinari­o. Este revisará para ver si los sacos están llenos o no, y si hay infección o no. De acuerdo a los hallazgos, decidirá el tratamient­o más adecuado. Si están llenos, el veterinari­o los vaciará, y si se encuentran infectados, pueden ser necesarios antiinflam­atorios y antibiótic­os.

Nunca debes intentar vaciar los sacos anales por tu cuenta, ya que puedes ocasionar que una glándula tranquila se irrite e infecta, lo cual significar­ía que en vez de prevenir estarías causando un problema. Los médicos veterinari­os o estilistas caninos son los profesioni­stas capacitado­s para realizar esta tarea.

• “Simba es un gatito que fue rescatado de la calle con otros de sus hermanitos. Después de ser vacunado y desparasit­ado, comenzó a ser promovido en adopción, teniendo la fortuna de que una familia se interesara en adoptarlo ¡Gracias por brindarle esta oportunida­d!

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