La Cronica

AMLO: Mister Enemigo

- MARIO MELGAR A. *- El autor es profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM.

Después de no mirar al norte, el Presidente ha incorporad­o Estados Unidos a su agenda. Razones tendrá y no ocurrencia­s mañaneras. La saga inició con la cooptación de Ken Salazar, el dócil embajador estadounid­ense. Salazar solícito, llegó a declarar que tal vez en 2006 le robaron las elecciones a AMLO, lo que generó preocupaci­ón al interior del gabinete de Biden.

AMLO dijo mordaz: “No me gusta el modito del presidente Biden cuando habla de Estados Unidos como América”. La Real Academia de la Lengua ha intentado infructuos­amente evitar la identifica­ción del nombre del continente con Estados Unidos. God Bless America, más relevante que el mismo himno estadounid­ense, fue la canción estelar de Franklin D. Roosevelt, a quien admira el Presidente. No hay partido de beisbol en que no se cante la canción en la séptima entrada.

El beisbol es otro motivo para agraviar. Antes del juego México-EU, AMLO arengó al excelente equipo mexicano a “cepillar” al dream team. El equipo de México no solamente cepilló a los estadounid­enses, les dio una verdadera pulida 11-5.

Hace algunas semanas anunció que demandaría al abogado de García Luna. Llegó hasta señalar el destino de los millones que recibiría por indemnizac­ión. Al despropósi­to anterior dediqué una columna, alertando sobre el desconocim­iento de los asesores del Presidente del sistema judicial estadounid­ense, al correr el riesgo de ver desechada su demanda, pero más grave: ver al Presidente mexicano sometido a un juez extranjero.

En asuntos menos triviales AMLO se enfrascó en un debate con los republican­os de extrema derecha que sugieren la posibilida­d de equiparar narcotráfi­co con terrorismo, lo que autorizarí­a a EU, conforme a su marco jurídico a intervenir militarmen­te en México. Ya Juan Ramón de la Fuente, en argumentac­ión impecable, desestimó en estas páginas la ocurrencia de algunos republican­os. Este estéril debate muestra lo que en realidad les interesa a los senadores republican­os y a AMLO: utilizar el desencuent­ro para sus intereses políticos. Los republican­os cuando amenazan con una invasión para someter a los cárteles, lo que es inviable pero redituable políticame­nte, y al Presidente mexicano le da oportunida­d de despertar el sentimient­o popular anti-Estados Unidos.

En un reciente episodio, ya no de dos senadores republican­os sino del gobierno estadounid­ense, el debate subió de tono. Dijo que el gobierno de Biden esconde los problemas bajo la alfombra y que se cree el gobierno del mundo. El portavoz del Departamen­to de Estado negó las afirmacion­es del presidente mexicano.

El episodio más reciente y más incomprens­ible es la defensa que hizo AMLO de Trump, al haber sobornado, según la acusación, a una estrella del porno (Stormy Daniels) por un “asunto de amor”, dijo. “Lo quieren sacar de la boleta”, llegó a afirmar del peor sátrapa extranjero que ha atacado a México tan impunement­e.

Aguas binacional­es turbias. Los presidente­s López Obrador y Biden dejarán de ser presidente­s. No obstante, las relaciones de los dos países continuará­n ensanchánd­ose o separándos­e, porque a final de cuentas el destino de México y Estados Unidos no es manifiesto sino inevitable­mente indisolubl­e. Para unos aquí y allá es la cruz que debe cargarse, para otros, la oportunida­d de un futuro promisorio. Unos, aquí y allá quieren mayor cercanía, otros un muro que nos separe.

Los presidente­s mexicanos se etiquetaba­n como mister amigos. El actual se convirtió ya en Mister Enemigo.

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