La legendaria Supernova SN 1987A
Todavía recuerdo el momento en que me enteré que se había detectado una nueva supernova, y que además era visible a simple vista. En esa época yo todavía no entraba a la secundaria y el concepto de Internet con su acceso casi instantáneo a la última información era cosa de la ciencia ficción. Así que me enteré meses después cuando la noticia salió publicada en una revista mensual de divulgación científica. Se había detectado en febrero de 1987 en la galaxia vecina de la Gran Nube de Magallanes una nueva supernova a la que se la llamó SN1987A. Lo más importante de este descubrimiento era que se podría estudiar en tiempo real la evolución de uno de los fenómenos astronómicos más energéticos del universo. Las supernovas son la etapa final de algunas estrellas que tienen ciertas características como una masa muy superior al promedio, o por el re-encendido de una enana blanca. En el caso de la SN1987A se revisaron archivos y en ese sitio se encontraba una estrella supergigante azul que tenía el nombre de Sanduleak. En ese entonces, fue sorprendente que este tipo de estrellas pudieran convertirse en supernovas pero a la fecha ya se han identificado otros casos. Desde su descubrimiento en 1987 los astrónomos usando todo tipo de instrumentos como radio telescopios, telescopios en rayos X, telescopios ópticos, y telescopios espaciales, han podido registrar todo la evolución de la nube de gas remanente de la explosión. Sin embargo hasta hace unos años, había una pregunta sin contestar. ¿Qué hay dentro de esa nube de gas? ¿Sólo gas? ¿O se pudo formar una estrella de neutrones?
Aunque los modelos han predicho la formación de estrellas de neutrones a partir de las explosiones de supernovas y efectivamente se han encontrado casos así como en el remanente de supernova de la nebulosa del Cangrejo aún no se tiene toda la información de cuando se forman estrellas de neutrones y cuando no, ya que en ocasiones la supernova sólo forma una nebulosa dispersa. Es por ello que al ser relativamente reciente la explosión de la SN 1987A, la expectativa de poder detectar una estrella de neutrones era grande. Sin embargo hay un problema y es que las estrellas de neutrones son muy pequeñas, con un radio de apenas 10-12 kilómetros. Su pequeño tamaño puede complicar su detección a grandes distancias, y en este caso estamos hablando de algo que sucedió fuera de nuestra galaxia.
En 2019 usando el radio telescopio ALMA en Chile se obtuvo evidencia indirecta de la existencia de una estrella de neutrones en el remanente de SN1987A y en el 2021 el telescopio espacial Chandra en rayos X también encontró evidencia. El astrónomo Claes Fransson de la Universidad de Estocolmo fue de los primeros en usar el telescopio espacial James Webb y en julio de 2022 decidió usar su tiempo de observación para estudiar a SN1987A. Después de más de año y medio de análisis de estos datos espectroscópicos encontró el elemento químico Argón en un estado altamente ionizado, lo cual sería sólo posible si hubiera un objeto compacto altamente energético en el centro de la nube de gas remanente. Es decir, la única explicación era que efectivamente si se formó una estrella de neutrones como consecuencia de la explosión de una supernova. Como ya mencionó arriba (y en otras columnas), aún se tienen muchas preguntas sobre la naturaleza de las estrellas de neutrones, y poder estudiar la evolución de uno de estos objetos casi desde su nacimiento, es un gran logro de la astronomía moderna.