Nunca viajes solo
Hace algunos años, trabajando en una empresa refresquera, tenía como obligación visitar bodegas de distribución en diversas provincias de mi estado, en puebla, México. En ocasiones mi labor se acompañaba de la de otras personas de la embotelladora que hacían diversas actividades y eso nos hacia en ocasiones permanecer dos o tres dias en dicha bodega sin regresar a la capital, la ciudad de Puebla.
Entre estos compañeros, habia un auditor de nombre antonio c. a quien llamábamos cariñosamente don toño y quien se caracterizaba por nunca quedarse sin regresar a la capital. Él al termino del día regresaba no importando si el regresar le implicaba volver al otro día y sea cual fuera la hora el se iba. Uno de esos dias, en que como de costumbre regresó a su hogar en la capital, al otro dia llegó pálido y con semblante cansado, quizás un poco desencajado y el sin darnos tiempo a preguntarle que habia sucedido nos empezó a narrar que cuando viajaba por la carretera que une la poblacion de Tehuacán con la capital, cerca de las 1:30 de la madrugada y al ir por un paraje llamado cuacnopalan, un hombre al borde de la carretera le hizo señas de detenerse, lo cual no hizo por lo peligroso que podia ser por la hora y por el lugar, totalmente solitario. Pero cual sería su sorpresa que al no detenerse y al medio voltear su mirada ya el hombre que la habia pedido detenerse viajaba junto a el sentado en el asiento del copiloto de su vw, eso lo asustó pero contuvo su miedo y nervisismo para no chocar el auto, pero era muy claro el espectro, de figura fantasmal, medio transparente, y con la mirada perdida. En su desesperación, don toño, le dijo, quien eres, que quieres, sin obtener respuesta y solo alcanzó a pronunciar una plegaria de proteccion: padre nuestro, que estas en los cielos... y de repente al llegar al punto donde la oración dice: ...libranos de todo mal! el espectro desapareció y claro don toño, estaba muerto de miedo. ¿Verdad? ¿sueño?, no lo sabemos, quizas don toño, cansado por el trabajo tuvo un sueño mientras conducia y el líbranos de todo mal sirvió para despertarlo de una muerte segura. A pesar de eso, don toño, no dejó de regresar a su hogar fuera la hora que fuera y dijo que nunca volvió a ver algo parecido. El secreto se lo llevó a su tumba, ya que murió poco después de un infarto. Por si las dudas, cuando viajo solo por las noches siempre traigo en mi mente esa plegaria: señor, libranos del mal.