La historia de Doris Bither
Todo comenzó la tarde del 22 de agosto de 1974 en la ciudad californiana de Culver City. Kerry Gaynor y Barry Taff, dos expertos en temas paranormales, daban una conferencia sobre sus investigaciones.
La charla transcurrió de manera normal hasta que al final del evento, una de los asistentes se acercó a ellos con inusual timidez. Se trataba de la misma Doris, que desesperada como se encontraba, había acudido a la plática en busca de respuesta. Ella les reveló que hacía tiempo que era acosada por una presencia desconocida en su propia casa. Doris y sus cuatro hijos estaban convencidos de que el lugar se encontraba embrujado debido a los escalofriantes sucesos que habían vivido. Al principio ni Kerry ni Barry le creyeron una sola palabra. Ellos sabían por experiencia que las energías que se manifestaban en casos paranormales casi nunca usaban la fuerza contra las personas, mucho menos aparecían de forma prolongada. Cuando Doris los invitó a entrar en su casa para comprobarlo, no tenían idea de los instantes tan oscuros que presenciarían de ahí en adelante. Durante su primera visita ambos pudieron darse cuenta de como las luces se ponían a parpadear sin explicación alguna. Más tarde quisieron entrevistar al hijo adolescente de Doris mientras estaban en la cocina, y para su sorpresa las puertas de los gabinetes se abrieron bruscamente, cayendo ollas, sartenes y demás cosas al suelo sin que nadie los hubiera tocado.
En el momento en que los hombres quisieron fotografiar el interior de la casa para registrar evidencia mientras ocurrían estos fenómenos, la Polaroid que llevaban con ellos dejó de funcionar. Las imágenes salían borrosas o completamente en blanco. Convencidos de que estaban ante un caso insólito en su campo, Kerry y Barry extendieron la investigación por diez semanas. Acompañados por más de 30 expertos presenciaron las brutales agresiones a las que la mujer era sometida por algo a lo que no podían ver. Doris afirmaba que en cada violación, era capaz de percibir a una especie de hombre de gran tamaño, acompañado por otras dos criaturas más pequeñas que la sujetaban mientras él usaba su cuerpo. Llegados a este punto los investigadores decidieron mandar a Doris a la Universidad de California, donde en pleno laboratorio le construyeron un apartamento con paredes de vidrio, en el que estuvo viviendo bajo la vigilancia de cámaras de seguridad y doctores distintos.
Una noche ellos atestiguaron la violación más terrible sufrida por Doris: el cuerpo de la mujer empezó a moverse violentamente, como si alguien la empujara y la sujetara al mismo tiempo. Con cada mudanza las agresiones se repitieron con menos frecuencia, como si el ente se estuviera cansando de seguirla, hasta que un día, sin explicación aparente, se detuvieron por completo. Doris Bither murió el 25 de julio del 2006 a causa del cáncer, después de vivir sus últimos años con tranquilidad. Su escalofriante caso si bien nunca fue resuelto, pasó a la historia como uno de los más perturbadores y fue inmortalizado en el cine con la película “El Ente”, un clásico del género de terror.