Agua micelar
¿Qué es y por qué debes usarla?
El agua micelar es un agua limpiadora formulada a base de micelas, estructuras químicas que, al microscopio, se ven como pequeñas burbujas que tienen el gran poder, casi como un imán, de atraer la suciedad -grasa, célular muertas, maquillaje, etc.- y retenerla en su interior. En la actualidad, la tecnología micelar se ha trasladado a texturas más allá del agua, como aceites, espumas o en gel, con el fin de satisfacer todos los gustos.
¿Cómo utilizarla?
Basta con mojar con el agua micelar un disco de algodón y pasarlo por el rostro como harías con cualquier loción. Lo mejor es que no necesita aclarado. Para prueba, la del algodón. Da una segunda pasada y comprobarás que no queda ni rastro de suciedad en el rostro.
Otra ventaja es que no necesitas otros productos para completar tu rutina de limpieza facial (ni tónico, ni desmaquillador específico para los ojos, entre otros).
Hay para cada tipo de piel:
Sus variadas fórmulas se enriquecen con ingredientes que tratan cada tipo de cutis. Si tienes la piel sensible, busca un agua micelar con activos calmantes como la avena o el hamamelis.
Si tienes la piel seca, la versión en aceite, además de limpiar, es nutritiva. Ahora, si tienes el cutis graso, busca con espliego, que es un astringente natural.
Otros usos:
—Doble limpieza: Si no puedes vivir sin pasar tu piel por el agua y utilizas leche o gel, añade el agua micelar para complementar la higiene a modo de tónico. —Después del gimnasio: Guárdala en la bolsa del gimnasio porque será una buena aliada para eliminar las toxinas, suciedad y grasa que supura la piel tras una buena sesión de ejercicio. —Contra el maquillaje resistente: Su versión en aceite acaba con este tipo de productos e incluso con el maquillaje a prueba de agua o más difícil de retirar con otros tipos de desmaquillante. —Piel sensible: Debido a su suavidad, los dermatólogos suelen recomendar el agua micelar como único método de limpieza para los cutis más delicados, pues les brindará una buena limpieza sin dañar demasiado u ocasionar brotes u alergias.