Los altares
Tradicionalmente, los altares tienen niveles, y dependiendo de las costumbres familiares, se usan dos, tres o siete niveles. Los altares de dos niveles, los más comunes hoy en día, representan la división del cielo y de la tierra; los de tres niveles representan el cielo, la tierra y el inframundo, aunque también se les pueden referir como los elementos de la Santísima Trinidad. El tradicional, por excelencia, es el altar de siete niveles, el cual representan los niveles que debe atravesar el alma para poder llegar al lugar de su descanso espiritual. Cada escalón es cubierto con manteles, papel picado, hojas de plátano, palmillas y petates de tule; cada escalón tiene un significado distinto. En el más alto se coloca la imagen del santo de devoción de la familia; el segundo, está destinado a las ánimas del purgatorio; en el tercero se coloca la sal, símbolo de la purificación; en el cuarto el pan, que se ofrece como alimento y como consagración; en el quinto se colocan las frutas y los platillos preferidos por los difuntos; en el sexto las fotografías de los difuntos a los que se les dedica el altar y por último, en el séptimo, en contacto con la tierra, una cruz formada por flores, semillas o frutas. Cada elemento que es colocado en el altar, llega a tener su propio significado e importancia.