¿Cómo identificarlo?
Un niño que en sus primeros 3 años de vida presenta una secuencia lenta o muy alterada en el logro de los hitos de desarrollo puede tener un diagnóstico de retraso psicomotor. Este retraso puede ser global, que afecta no solo las destrezas motrices sino también las habilidades para comunicarse, jugar o en la interacción social. En otras ocasiones, se hace evidente solo en un área específica. También hay niños que muestran los primeros hitos del desarrollo psicomotor con relativa normalidad. Después del segundo año es cuando se hace evidente un retraso en el lenguaje y una relativa pobreza en la forma en que juega.
El especialista es quien puede comparar la evolución del niño con instrumentos como las tablas de desarrollo o tests que le permitan valorar si existe alguna anormalidad. No obstante, no hay ninguna prueba médica (como una analítica o una técnica de imagen) que le permita confirmar el diagnóstico. ¿Qué hacer?
Hay que mantener la calma, pues el niño necesita su apoyo para superarse. El especialista será quién determine qué se debe hacer en cada caso. A partir del primer año de vida, si el niño pierde habilidades o destrezas que ya había adquirido, debe considerarse como una señal de alerta que amerita la inmediata atención del pediatra o del neuropediatra. Cuando un especialista señala que hay retraso psicomotor, es un diagnóstico provisional, y hay que esperar la evolución del niño.