Diferentes tipos de retenedores
Los retenedores dentales pueden ser fijos o removibles.
La elección de un tipo o el otro la hace el paciente en conjunto con el odontólogo, quien expondrá las ventajas y desventajas de cada uno y cuál es el más conveniente para ese caso particular.
Retenedores fijos
Consiste en la aplicación de una férula de alambre fino que se cementa sobre las superficies palatinas o linguales de los dientes para inmovilizarlos. En general, se hace de canino a canino, pero puede cambiar según cada caso clínico.
Esta retención, al ser fija, no puede ser retirada por el paciente. Al colocarse por las caras internas de los elementos dentarios no es visible, siendo una opción muy estética. El paciente no tiene problemas para hablar ni comer. Al principio, hasta acostumbrarse a su presencia, pueden lastimar la lengua por el roce. Su uso es ideal cuando se necesita mantener un espacio abierto; por ejemplo, para la colocación de un implante.
Es necesario prestar especial atención a la higiene bucal en la zona, ya que acumulan bacterias o restos de comida.
Removibles
Como su nombre lo indica, el paciente los puede poner y sacar de la boca. Si bien será el odontólogo quien indique el modo y tiempo de uso, en general se utilizan durante toda la jornada los primeros meses y luego se hace por algunas horas diarias; solo para dormir.