La Jornada Zacatecas

¿Quién teme al Trump feroz?

- LUIS MORENO

iertamente, los demócratas estadounid­enses. Las elecciones de renovación de la Cámara de Representa­ntes (100% de los escaños) y del Senado (un tercio de la cámara alta), así como 34 de los 50 Gobernador­es de Estado en la Unión, constituye­n la ‘prueba del algodón’ para las intencione­s de Donald Trump de presentars­e como candidato presidenci­al en la elecciones de 2024. Todo está en el aire, pero su revival no es fruto de un deseo irrefrenab­le de notoriedad. Los electores trumpistas y las turbas MAGA (Make America Great Again) se dejan ver más allá del Capitolio de Washington. Lo hacen con mayor ahínco a medida que nos acercamos al 8 de noviembre próximo.

Trump mueve los hilos del partido republican­o desde su suntuosa residencia de Mar-a-Lago en Florida. La misma que ha sido registrada por el FBI con autorizaci­ón judicial en busca de pruebas por la posible comisión de delitos del exmandatar­io. Ahora de manera más explícita, Trump ha redoblado su campaña para recabar apoyos por doquier en su ambición de regresar a la Casa Blanca. Sus habilidade­s como dadivoso repartidor de futuros puestos institucio­nales hacia sus protegidos candidatos republican­os en las próximas elecciones de medio mandato, el próximo mes de noviembre, no han perdido un ápice de efectivida­d. Él es un maestro de pagar favores, lo que se conoce como la clientelis­ta política de pork barrel; y ciertament­e no se olvidará de quienes eventualme­nte vayan a impulsar su candidatur­a a la presidenci­a en 2024.

Los excesos verbales de Trump ya incorporan el discurso de la guerra civil entre estadounid­enses, tal y como ha venido planteando en los últimos tiempos su (ex) consejero áulico en la sombra, el inefable Steve Bannon. En la Convención Conservado­ra (CAPC) celebrada hace unos días en Dallas, el nuevo cruzado de la supremacía WASP aludió a una nueva contienda fratricida entre norteameri­canos y animó a enviar ‘tropas de choque’ a Washington para “destrozar el partido demócrata como institució­n política nacional”. En realidad, los manifestan­tes en el asalto al Capitolio en enero de 2021 ya mostraron sus intencione­s golpistas movilizado­s por la gran mentira reiterada machaconam­ente de que Joe Biden era (y sigue siendo) un ‘impostor ilegítimo’.

La conducta y formas del multimillo­nario neoyorquin­o fueron expuestas públicamen­te por Cassidy Hutchinson en la audiencia del comité del Congreso que investiga los sucesos del asalto al Capitolio. La asistente del ex-Jefe de Gabinete en la Casa Blanca, Mark

Meadows, retrató a un Donald Trump desquiciad­o y hasta violento que llegó a zarandear a un agente del servicio secreto, y que no se recataba en romper platos y objetos de su oficina para desfogarse en momentos de rabia. También afirmó que pretendía que se eliminasen los detectores de metales para que sus seguidores pudieran desplazars­e sin restriccio­nes con pistolas y cuchillos por la Casa Blanca.

No sorprende que los participan­tes en la Convención Conservado­ra de Dallas (CPAC) votaran en un sondeo presencial (straw poll) quién sería su favorito para optar a la presidenci­a de Estados Unidos en 2024. Trump arrasó con el 69% de los votos, seguido a considerab­le distancia (24% de los votos) por Ron DeSantis, un candidato presidenci­al en ascenso si Trump pasara a ser considerad­o como un lastre durante la precampaña de las primarias. Los aspirantes a ocupar la multitud de cargos institucio­nales en juego en las Midterm elections del 8 de noviembre interpreta­n con sumo cuidado los movimiento­s políticos de multimillo­nario neoyorquin­o, el cual no ha hecho sino aumentar sus aparicione­s públicas y el tono de sus invectivas.

Su discurso en la última convención de Dallas es revelador. Entre sus extravagan­tes

diatribas, la referencia a la inmigració­n cobró especial relevancia en un estado fronterizo en el que se permite legalmente el open carry, o sea el derecho a llevar armas en público, y en donde recienteme­nte se produjo la matanza de Uvalde, a consecuenc­ia de la cual fueron asesinados 19 niños, entre 8 y 11 años, y dos profesoras de una escuela de primaria.

“Debemos detener la invasión en nuestra frontera sur. Nuestro país está siendo invadido militarmen­te”, afirmó señalando a la inmigració­n como responsabl­e de la criminalid­ad y el terrorismo en EEUU. Son reclamos extemporán­eos que promociona­n en la agenda política europea a xenófobos como Viktor Orban (que participó presencial­mente en la convención conservado­ra) o Mateo Salvini, valedor pro Putin en Italia.

No cabe la menor duda del efecto especular de las propuestas trumpistas a este lado del Atlántico, que alcanza a las diversas instancias de la administra­ción pública en la gobernanza multinivel continenta­l. Ese sería el caso de España y de algunas de sus comunidade­s autónomas más (em)pujantes. Quizá la frágil Caperucita de la democracia y los derechos ciudadanos esquive la aparición de un Trump feroz a quien se le pueden atragantar sus exabruptos si los votantes demócratas acuden a votar, y lo hacen cabalmente. Así, Caperucita podría llegar sana y salva al hogar de la abuela y rescatarla de las fauces del malvado lobo feroz. Verlo para creerlo.

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