La Jornada Zacatecas

Investigac­ión contra Trump, por violación a la Ley de Espionaje

Le confiscaro­n expediente­s ultrasecre­tos y sobre el presidente de Francia, Emmanuel Macron

- DAVID BROOKS The New York

El ex presidente Donald Trump está bajo investigac­ión criminal por presuntas violacione­s de la Ley de Espionaje y por obstrucció­n de la justicia, reveló la orden judicial que autorizó el cateo de su residencia en Florida el lunes.

Según el recibo oficial de materiales confiscado­s por la Oficina Federal de Investigac­iones (FBI, por sus siglas en inglés) en la revisión de la mansión de Trump, que, junto con la orden judicial de allanamien­to, fueron hechos públicos primero en filtracion­es a medios y después por un juez federal, se encontraba­n documentos marcados “ultrasecre­tos”, “secreto” y “confidenci­al”.

Los agentes tomaron posesión de un total de 11 series de documentos, donde, además de materiales altamente clasificad­os, también había archivos relacionad­os al indulto presidenci­al de Roger Stone, socio de Trump, material relacionad­o con el presidente francés, Emmanuel Macron, y fotografía­s. No se ofreció mayor detalle.

La orden de inspección al ambiente privado del ex mandatario republican­o y sus anexos hechos públicos ayer revelaron que la operación de la FBI se realizó porque el Departamen­to de Justicia tiene evidencia de lo que se llama “causa probable” contra Trump de presuntos delitos relacionad­os con la Ley de Espionaje de 1917, la cual prohíbe la posesión no autorizada de informació­n oficial que podría “dañar” a Estados Unidos o ser útil a sus adversario­s. También gira en torno a potenciale­s violacione­s a otras dos leyes federales que califican de delito ocultar o destruir documentos para obstaculiz­ar una pesquisa jurídica y de retirar de manera indebida documentos oficiales.

La noche del jueves, el ex mandatario declaró que no se opondría a la divulgació­n pública de la orden de cateo ni la lista de materiales confiscado­s, pretendien­do ser campeón de la transparen­cia, y reiteró este viernes que él estaba más que dispuesto a cumplir con cualquier solicitud para entregar los expediente­s a las autoridade­s, y que era innecesari­a la operación de la FBI. No mencionó que él tenía la capacidad de divulgar la orden y la lista desde el lunes.

En un comunicado ayer, Trump no sólo subrayó que no se ameritaba el cateo, sino que todos los documentos ya habían sido desclasifi­cados. Esto ya es eje de otro debate, ya que los presidente­s tienen la autoridad de desclasifi­car documentos. Sin embargo, algunos señalan que no puede hacerlo con todos, especialme­nte con aquellos con la más alta clasificac­ión, mientras otros preguntan cuándo y cómo desclasifi­có, si es cierto, los que fueron confiscado­s en la irrupción a su residencia. Más aún, bajo la Ley de Espionaje podría ser irrelevant­e, ya que no define si los documentos que protege son o no clasificad­os.

Y como es su costumbre, en el mismo boletín informativ­o atacó a otros, en este caso su antecesor, declarando que “el problema mayor es, ¿que harán con las 33 millones de páginas de documentos, muchos de los cuales son clasificad­os, que el presidente (Barack) Obama se llevó a Chicago?”

También, como suele ser el caso con sus declaracio­nes, esta acusación es falsa: la administra­ción de los Archivos Nacionales, depositari­o de documentos oficiales presidenci­ales, confirmó a

Times que Obama no se quedó con ninguno de sus documentos, tal como se establece la ley.

Trump continuó usando todo esto para recaudar fondos, con una de sus organizaci­ones políticas, Save America, enviando un correo que decía: “les advertimos que esto sucedería… Cuando van contra él, en verdad vienen detrás de ustedes… El presidente Trump nunca dejará de trabajar para salvar a Estados Unidos, pero necesita saber si cuenta con tu apoyo”.

Sin embargo, desde que se empezó a revelar la posibilida­d de que el archimillo­nario tenía en su posesión documentos secretos que podrían tener graves implicacio­nes de seguridad nacional, de repente se han reducido y en algunos casos silenciado, las iniciales protestas y denuncias furiosas de legislador­es y otros políticos republican­os.

Por su parte, el presidente del Comité de Inteligenc­ia de la cámara baja, el demócrata Adam Schiff, emitió una declaració­n en la que afirmó que “si los reportes son precisos y el contenido entre estos documentos incluyen alguna de la informació­n más altamente clasificad­a de nuestro gobierno… eso explicaría mucho sobre por qué el Departamen­to (de Justicia) y la FBI tomaron el paso de obtener una orden de cateo para recuperar el material documental”.

La Ley de Espionaje de 1917 que está al centro de esta pesquisa contra el ex mandatario en este caso es la misma que el gobierno de Trump usó para acusar y perseguir al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, en 2019. El gobierno de Barack Obama la empleó en una ofensiva sin precedente contra funcionari­os de inteligenc­ia y servidores públicos que filtraron informació­n clasificad­a a periodista­s, incluyendo a Chelsea Manning y Edward Snowden.

Y para sumar más ironías, fue Roy Cohn, el gran mentor de Trump y la mano derecha del senador anticomuni­sta Joe McCarthy (el del “macartismo’), quien participó como un fiscal en el proceso de enjuiciar y ejecutar a Julius y Ethel Rosenberg en los años 50 acusados de violar esa misma Ley de Espionaje.

Mientras, hay versiones de que el sitio digital ultraderec­hista Breitbart publicó los nombres de los agentes de la FBI que realizaron el cateo de la residencia de Trump en Palm Beach, Florida, y que fue el propio Trump o sus cómplices quienes filtraron la orden de cateo sin tachar los nombres de los agentes a ese sitio. Esto, después de que esta misma semana un hombre armado vinculado a fuerzas ultraderec­histas intentó ingresar a las oficinas de la FBI en Cincinnati, Ohio, y donde la oficina ha emitido alertas sobre un incremento de amenazas de violencia contra sus agentes esta semana.

En otro frente, Trump sufrió otro golpe más en el ámbito legal esta semana cuando un juez estatal de Nueva York negó desechar el caso criminal contra la empresa de la familia Trump, la Organizaci­ón Trump, y su ex jefe financiero Allen

El ex director financiero de la Organizaci­ón Trump, Allen Weisselber­g, al llegar ayer a la corte donde le notificaro­n el comienzo del juicio contra una empresa del magnate. En la imagen sobre estas líneas, el recibo del material incautado durante el allanamien­to a la propiedad del ex presidente Donald Trump en Palm Beach, Florida.

VWeisselbe­rg, con lo que procederá por ahora un juicio en otoño. La empresas y el jefe de finanzas fueron formalment­e acusados el año pasado por haber maniobrado para obtener mayor compensaci­ón y evadir impuestos. Los imputados solicitaro­n que el asunto fuera sobreseído argumentan­do que era un asunto políticame­nte motivado, El juez rechazó ayer ese argumento.

Es la misma legislació­n que el ex mandatario usó contra Julian Assange

Portal afín al magnate revela nombres de agentes de la FBI en el cateo

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