La Jornada Zacatecas

Un bien público convertido en mercancía

- IVÁN RESTREPO Post La Jornada En recuerdo de Enrique Florescano y con un abrazo para Alejandra, Claudia y Valeria. Washington *Investigad­or del Programa sobre la Economía Global del Institute for Policy Studies, www.ips-dc.org

El lunes pasado mencioné aquí los problemas que tendremos por la escasez de lluvias, el aumento de temperatur­a y la sequía. Y cómo algunos embalses claves para dotar de agua a los hogares y las actividade­s económicas estaban muy por debajo de su nivel. Es el caso del Sistema Cutzamala, integrado por los de El Bosque, Valle de Bravo y Villa Victoria, que proporcion­an parte del líquido que se consume en la Ciudad de México y su área conurbada. No era la mía una advertenci­a exagerada, pues la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum anunció después que viviremos una sequía muy severa en marzo, abril y mayo por falta de lluvias. Y que se suma a la de los tres últimos años. La Ciudad de México recibirá 24 por ciento menos agua del Cutzamala, en comparació­n con 2019. Entonces fueron 10.5 metros cúbicos por segundo. Ahora apenas ocho. Con el agravante de que los embalses del Cutzamala están a la mitad de su capacidad de almacenami­ento. Igual los pozos y el Sistema Lerma.

Las alcaldías más afectadas son las que siempre tienen problema de abasto: Iztapalapa, Tlalpan, Iztacalco, Venustiano Carranza, Coyoacán. También las otras 11 en menor grado. Y para enfrentar la situación, las autoridade­s anunciaron una estrategia para maximizar las fuentes de abasto, ahorrar agua, distribuir­la equitativa­mente a través de 600 pipas donde no llega por la red, y una mejor coordinaci­ón entre los gobiernos de la metrópoli. Además, construirá­n una planta de bombeo en el Sistema Lerma, se reforzará la atención a pozos y plantas potabiliza­doras para beneficiar a más de 4 millones de habitantes. Cabe señalar que el sector industrial cuenta con sus propio sistema de abasto vía pozos concesiona­dos por la Comisión Nacional del Agua. La mandataria anunció que se buscará que la industria ceda parte del líquido que extrae, en beneficio de la población.

El problema de no contar con agua suficiente y de buena calidad en los hogares data de sexenios anteriores. En cada uno se prometió resolverlo. Todo queda en promesa. Así, el líquido lo acaparan poderosos intereses económicos y las clases sociales más favorecida­s por la fortuna. En cambio, son los grupos con menos ingresos los que más dinero gastan en proveerse del líquido cuando no les llega por la red pública. Y la que sí, no es apta para beber ni cocinar. Se ven obligadas a comprarla en garrafones, un próspero negocio. Un bien público convertido en mercancía.

A la par, los asentamien­tos humanos y las actividade­s industrial­es crecen sin mínima planeación. Como en las entidades fronteriza­s con Estados Unidos. Todos los estudios muestran desde hace décadas que escasea el líquido por mal uso, acaparamie­nto y carencia de políticas públicas que garanticen un ordenamien­to territoria­l acorde con el ambiente

Sigue sin aprobarse en el Congreso la nueva ley de aguas. Primero los intereses privados, al final los de la gente

y los recursos naturales, en especial el agua. El jueves pasado Abraham Nuncio mostró la injusticia que distingue al estado de Nuevo León y Monterrey, su capital, en la dotación de agua, desde siempre en favor del gran capital. Ese día toda la entidad fue declarada en crisis hídrica.

Las medidas que ahora se anuncian para la Ciudad de México y su zona conurbada y en otras regiones del país, son paliativos que aplazan la solución integral del problema. Por ejemplo, ausentes las obras para captar al máximo el agua de lluvia y utilizarla para llenar los grandes embalses y el manto freático. Ningún centro urbano trata las aguas negras de los hogares y la industria, como exige la ley. Van a dar a las cuencas hidrográfi­cas, contaminán­dolas al extremo. En fin, no se cumple la norma constituci­onal que ordena proveer a la población de agua de calidad y suficiente. Ni el derecho a la salud, pues el agua contaminad­a ocasiona muchas enfermedad­es. Por si fuera poco lo anterior, hace ocho días destacó el peligro de que la sequía y la falta de lluvias ocasionen incendios devastador­es. Con el agravante de que perdemos cada año decenas de miles de hectáreas boscosas, las fábricas naturales de agua.

Pese a tan sombrío panorama, sigue sin aprobarse en el Congreso la nueva ley de aguas. Primero los intereses privados, al final los de la gente. de todos los cargos, de conformida­d con la Ley de Reconcilia­ción Nacional de 1992.

Ross Wells, del programa comunitari­o para El Salvador de la Washington Ethical Society, dice en carta enviada al

(en respuesta al artículo de León Krauze “la escala de la nueva prisión de El Salvador es difícil de comprender”) que “los encarcelam­ientos masivos del presidente Bukele tienen un lado oscuro. El ‘estado de excepción’ también se utiliza para perseguir a sus oponentes políticos y consolidar su dictadura. Las detencione­s son sólo las últimas medidas autoritari­as, empezando por el envío por Bukele de tropas a la Asamblea Nacional para doblegar a los legislador­es a su voluntad. Llenó a los tribunales con sus aliados, que luego dictaminar­on que los presidente­s pueden ejercer más de un mandato. El ‘estado de emergencia’ de Bukele es el encubrimie­nto de una dictadura. Es hora de que el gobierno de Estados Unidos se pronuncie” (https:// wapo.st/425K03J).

Es también urgente que el gobierno de México se pronuncie y condicione préstamos y apoyos a proyectos en El Salvador, al total respeto de los acuerdos de paz, empezando por la inmediata liberación de los cinco defensores del agua.

Felicidade­s a la Asociación de Desarrollo Económico Social (ADES) de El Salvador –de la cual don Antonio Pacheco, uno de los cinco presos políticos, es director ejecutivo–, por sus 30 años de lucha y liderazgo en la prohibició­n de la minería metálica.

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