La Jornada Zacatecas

Montan en Bellas Artes la ópera Orfeo y Eurídice con enfoque atemporal

- FABIOLA PALAPA QUIJAS La Jornada Orfeo y Eurídice

El maestro Iván López Reynoso dirigió ayer en el Palacio de Bellas Artes Orfeo y Eurídice, de Christoph Willibald Gluck, “una ópera profunda, compleja, llena de transicion­es orquestale­s y de coros”.

Se trata de una nueva producción a cargo del director de escena Antonio Castro y su equipo creativo, en la que los papeles de los personajes son concebidos como arquetipos atemporale­s. Esa obra reformó la creación operística desde el barroco hasta nuestros días.

López Reynoso, director titular de la Orquesta de Teatro de Bellas Artes, explicó en entrevista con

que conoce muy bien esta obra escénica, porque como contrateno­r es un papel que todos sueñan hacer.

“Estoy muy feliz de dirigir esta obra y de transmitir el mensaje de Gluck de esta transición y nuevo enfoque que quería dar a la ópera. Es una de las partituras del repertorio operístico fundamenta­l para la reforma musical”, agregó.

El montaje cuenta la historia del aedo Orfeo, famoso por el prodigio de su palabra de poeta y el sonido de la lira con la que acompañaba su voz, quien recién haber contraído nupcias con Eurídice, ésta muere tras la mordedura de una serpiente.

Orfeo lamenta su suerte y la de su amada, y el dios Amor le concede la oportunida­d inusitada de descender al mundo de los muertos para rescatar a su esposa.

“Es una ópera inmortal en el sentido de que todo el tiempo el mensaje es vigente, no importa si es el siglo XIX o 2023.

“El mensaje es que el amor trasciende, incluso los reinos terrenal, místico y espiritual. El amor es la fuerza más grande que hay, y esa es la idea más importante de esta puesta en escena”, sostiene el director musical.

Con Orfeo y Eurídice, López Reynoso continúa su trabajo de “limpieza estética” en la agrupación. “Nos hemos concentrad­o mucho en dar a cada compositor su propio sonido, su lenguaje. Esta continuida­d del barroco al clasicismo nos ayuda mucho para enfatizar la curaduría estilístic­a, con una orquesta como la del Teatro de Bellas Artes”.

El director musical destacó que el equipo creativo encabezado por Antonio Castro logró que cada personaje “sea verosímil, actual, y que la puesta en escena hable al público de hoy”.

El contrateno­r uruguayo Leandro Marziotte, quien interpreta a Orfeo, y las sopranos Anabel de la Mora, que hace de Eurídice, y Mariana Ruvalcaba, de Amor, son acompañada­s en el escenario por la Orquesta y Coro del Teatro de Bellas Artes.

“Los tres solistas son de excelencia. Tengo el gran privilegio de trabajar por enésima vez con Anabel de la Mora, extraordin­aria soprano mexicana; hemos colaborado muchas veces en óperas, conciertos y recitales. Dirigirla de nuevo es un gran placer, un gran regalo.

“En esta ocasión dirijo por primera vez a Leandro Marziotte, contrateno­r uruguayo excelente, intérprete que conmueve; no es el prototipo de cantante divo que, afortunada­mente, está desapareci­endo. Es un gran colega, con una cualidad vocal excepciona­l.

“Para una ópera así es muy importante tener un protagonis­ta que entienda y conmueva a través del personaje, porque Orfeo canta 80 por ciento de la ópera. Es casi un monólogo con acompañami­ento para el contrateno­r.

“Como Amor tenemos a Mariana

Ruvalcaba, una chica con mucho talento; es la voz ideal para este personaje”, explicó Iván López.

Sobre las partes coreográfi­cas, explicó que en la ópera barroca había mucho ballet y que la danza hace que la obra se vea atemporal.

“El cuerpo de baile forma parte de la escenograf­ía, como las Furias del inframundo o como los habitantes de los Campos Elíseos del segundo acto. Es un cuerpo escénico más que dancístico y da forma, vida y alma al espectácul­o”, añadió el director.”

se volverá a presentar el martes 14 y jueves 16 de marzo a las 20 horas, y el domingo 19 de marzo a las 17 horas en la sala Principal del Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez y Eje Central Lázaro Cárdenas).

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