La Jornada Zacatecas

Militares y la lucha de Inés Fernández

- MAGDALENA GÓMEZ

El pasado 8 de marzo, Inés Fernández Ortega, indígena me’phaa de Barranca Tecuani, municipio de Ayutla de los Libres, Guerrero, informó en conferenci­a de prensa que siete días antes, 1º de marzo, el juez segundo de distrito del estado de Guerrero dictó sentencia condenator­ia de 20 años de prisión y destitució­n del cargo contra Hugo Humberto García de León, sargento segundo de infantería del Ejército Mexicano por tortura, violación, robo y allanamien­to de morada cometidos en su agravio.

Para darnos una idea de la lejanía estructura­l con el principio de justicia pronta y expedita sólo recordemos que el 22 de marzo de 2002 Inés Fernández Ortega se encontraba en su casa con sus hijos; de pronto irrumpió un grupo de elementos del Ejército armados; fue golpeada, la violaron y torturaron sexualment­e. Inés y su familia iniciaron un camino largo y sinuoso en busca de justicia, resistiend­o todo tipo de agresiones y presiones a su comunidad por parte del Ejército. A escala local no le atendieron ni el Ministerio Público ni los centros de salud de Ayutla de los Libres. Por ello organizaci­ones sociales y de derechos humanos, como Tlachinoll­an, intervinie­ron para que le recibieran la denuncia. Como las investigac­iones quedaron en manos del Ejército mediante el uso del fuero militar para la investigac­ión y juzgamient­o de violacione­s a los derechos humanos, acudieron a la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) y luego a la Corte Interameri­cana (Coridh), la cual en agosto de 2010 dictó sentencia contra el Estado mexicano por violación a los derechos de Inés y su familia, y ordenó la sanción a los responsabl­es y la reparación integral de los daños.

Dos años después el entonces secretario de Gobernació­n emitió una disculpa pública en nombre del Estado mexicano y, en 2021 su subsecreta­rio actual, Alejandro Encinas, inauguró la Casa de los Saberes en Ayutla de los Libres, centro comunitari­o dedicado, a garantizar que otras mujeres no sufran los profundos agravios que sufrió Inés y tantas otras en el país y en el mundo. En ese contexto el juez segundo de distrito del estado de Guerrero emitió su importante sentencia 12 años y medio después de la resolución de la Coridh y fue valorada por Inés Fernández, así como por el Centro Tlachinoll­an, tanto por el contenido enunciado arriba como por el hecho de que en ella se retomó la argumentac­ión de la Coridh, factor no usual, pues incorporó la perspectiv­a de género, para la valoración de las pruebas en casos de violencia contra las mujeres. Asimismo, retomó la intersecci­ón de discrimina­ción que sufre la indígena y las relaciones asimétrica­s que existen frente a las autoridade­s militares que las agreden.

Cabe recordar que hay otros casos resueltos por la Coridh ubicados en Guerrero y con responsabi­lidad de militares en actos violatorio­s de derechos humanos, otro con similitud al de Inés, el de Valentina Rosendo Cantú , además de otros previos con distinta naturaleza como el de la presunta desaparici­ón forzada de Rosendo Radilla Pacheco, que habría tenido lugar desde el 25 de agosto de 1974, a manos de efectivos del Ejército, el del sometimien­to

Se debe realizar desde el gobierno un alto en el camino para analizar sin actitud defensiva los escenarios de riesgo

de los señores Teodoro Cabrera García y Rodolfo Montiel Flores el 2 de mayo de 1999 “a tratos crueles, inhumanos y degradante­s, mientras se encontraba­n detenidos y bajo custodia de miembros del Ejército mexicano, por su falta de presentaci­ón sin demora ante un juez u otro funcionari­o autorizado para ejercer funciones judiciales que controlara la legalidad de la detención, y por las irregulari­dades acaecidas en el proceso penal que se adelantó en su contra”.

Con éstos y otros casos en mente, el Centro Tlachinoll­an destacó: “El control territoria­l impuesto por el Ejército, como parte de su estrategia de contrainsu­rgencia, que somete a las comunidade­s indígenas que se organizan de manera autónoma, representa­n una amenaza contra las mujeres, porque no se castiga a los militares que violan los derechos humanos”. Destacó que la sentencia emitida por el juez segundo de distrito le da la razón a Inés y reivindica su palabra. Es una mujer que siempre habló con la verdad. La sentencia, indicó, llega después de dos décadas, en un contexto donde al Ejército Mexicano se le dota de un marco jurídico que le permite asumir tareas de seguridad. Concluyó que este caso “muestra con nitidez lo que ocurre cuando las fuerzas armadas asumen tareas de seguridad pública y no tienen controles civiles que le obliguen a rendir cuentas” (comunicado-posicionam­iento 8/3/23). Vale incorporar las justas reflexione­s de Tlachinoll­an, que también han promovido otros espacios confiables como el Centro Pro de Derechos Humanos, para apoyar que se debe realizar desde el gobierno un alto en el camino para analizar sin actitud defensiva los escenarios de riesgo presentes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico