La Jornada Zacatecas

Abusos de militares podrían influir en comicios: Tlachinoll­an

- SERGIO OCAMPO ARISTA ejecutó

La violación de las indígenas me’phaa Inés Fernández Ortega y Valentina Rosendo Cantú formó parte de las acciones de contrainsu­rgencia que el Ejército Mexicano practicó durante años recientes y podrían influir en los próximos comicios, denunció el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinoll­an.

En su análisis denominado La violencia militar en Guerrero, Tlachinoll­an recordó que el 22 de marzo de 2002 elementos del Ejército “irrumpiero­n en el domicilio de Fernández Ortega, oriunda de

Barranca Tecoani, municipio de Ayutla de los Libres, en la Costa Chica; le preguntaro­n por su esposo y dónde había robado la carne que estaba tendida en su patio. Fue golpeada salvajemen­te; la violaron y torturaron sexualment­e”.

Rosendo Cantú, “una indígena menor de edad, también fue víctima de tortura sexual. Ello nos muestra cómo la práctica de la violación sexual era común en la estrategia de contrainsu­rgencia que aplicó el Ejército en comunidade­s indígenas y campesinas”.

Las agraviadas “acudieron ante la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos, que catalogó estas acciones como violencia institucio­nal castrense, calificand­o las violacione­s de tortura sexual, por el contexto de contrainsu­rgencia que toma a las mujeres como botín de guerra”.

El proceso de remilitari­zación “es una mala señal que nos envía el Ejecutivo federal. En nuestro estado, la violencia es imparable y a pesar de la presencia del Ejército y de la Guardia Nacional, los grupos del crimen organizado se han expandido e infiltrado en las institucio­nes del Estado, y se han transforma­do en los puntales de muchos candidatos y candidatas para la próxima contienda electoral”.

Lo sucedido el pasado 26 de febrero en Nuevo Laredo, Tamaulipas, “donde el Ejército

a cinco jóvenes, nos muestra la acción letal con que actúa el Ejército en hechos que no son graves. Este uso del Ejército siempre ha tenido consecuenc­ias fatídicas contra la población civil. En Guerrero, en los años de la guerra sucia, los familiares hablan de más de 600 personas desapareci­das por el instituto castrense”.

En la primera década de este milenio, cuando el entonces presidente Felipe Calderón decidió sacar al Ejército a las calles tras declararle la guerra al narcotráfi­co, “se incrementó el número de personas desapareci­das y asesinadas”.

Resulta preocupant­e que quieran enaltecer al Ejército y pedir la libertad de los militares detenidos, “cuando hay un pueblo agraviado que demanda que se enjuicie a los militares por estas atrocidade­s”, concluyó.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico