Atentado suicida en Kabul deja unos 80 muertos y 231 heridos
Los bombazos, al final de una marcha pacífica; es la peor escalada contra un grupo musulmán
Manifestantes afganos ayudan a un hombre que resultó herido por las explosiones dera “desviados de la auténtica fe”, pero este es el primer ataque de yihadistas islamitas contra una minoría étnica en Kabul.
Después del atentado, muchos sobrevivientes expresaron su indignación a la policía, que acordonó la zona durante la movilización, informaron medios de comunicación.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, se dijo “conmocionado” y denunció la presencia de “terroristas infiltrados en una marcha pacífica”. Tras decretar duelo nacional para este día, prometió venganza contra los responsables e indicó que entre las víctimas hay miembros de las fuerzas de seguridad.
El jefe del Ejecutivo, Abdullah Abdullah, condenó el “ataque terrorista”, del que había responsabilizado a los talibanes. Sin embargo, éstos, rivales del EI, negaron rápidamente su implicación y lo atribuyeron a “tentativas de crear divisiones en el seno del pueblo afgano”.
“Queremos que quede claro: nuestros mujaidines no participaron”, dijo el portavoz Zabihullah Mujahid en un comunicado.
Para los servicios de inteligencia afganos, los combatientes del EI en el este del país, que fueron blanco de varios ataques aéreos de las fuerzas estadunidenses en semanas recientes, quisieron responder con los bombazos en Kabul.
Este atentado, primero desde el 30 de junio pasado en Kabul contra un convoy de reclutas de la policía que dejó unos 30 muertos y cerca de 80 heridos, es el de mayor magnitud en la capital afgana.
El peor contra los jázaros fue en diciembre de 2011, cuando más de 55 personas fallecieron en Kabul durante el festival chiíta de la Ashura. Ese ataque fue reivindicado por un grupo extremista paquistaní sunita llamado Lashkar-e-Jhangvi.
Estados Unidos condenó este atentado en Kabul y ofreció su ayuda en la investigación. Representantes de la Unión Europea (UE) expresaron condolencias a las familias de las víctimas y solidaridad al pueblo afgano.
El principal funcionario de la Organización de Naciones Unidas en Afganistán, Tadamichi Yamamoto, repudió la agresión y la calificó de “crimen de guerra”.