La Jornada

Pretenden que cada agente del MP investigue 80 desaparici­ones a la vez

Familiares enfrentan apatía e insensibil­idad de autoridade­s

- FABIOLA MARTÍNEZ

“Porque estás tan vivo como cuando supe que estaba embarazada, tan vivo como cuando naciste, tan vivo como hasta el día de hoy. Porque te percibo e imagino que entras por esa puerta gritando: ‘madre, ¡aquí estoy!’... porque nunca bajaré los brazos ni me rendiré. Dios me da fuerza, Dios me sostiene”. Es la expresión de Yolanda Morán Isais, quien busca a su hijo Dan Jeremeel Fernández Morán, víctima de desaparici­ón forzada en Torreón, Coahuila, en diciembre de 2008.

A Jeremeel –entonces de 34 años– se lo llevaron militares, quienes, afirma Yolanda, hacían un secuestro por mes. Las autoridade­s de Coahuila “me dijeron: ‘son militares, señora. Tenemos prohibido meternos con militares’.

“El 9 de noviembre de ese año, esos mismos soldados secuestrar­on a un empresario. Eran seis, después de que se llevaron a mi hijo detuvieron a cuatro, pero no confesaron nada sobre Jeremeel.

“Cuando los pasaron del arraigo al Cereso de Torreón, entraron dos camionetas de un comando para rescatar a nueve integrante­s de Los Zetas que estaban ahí presos. En la trifulca mataron a dos de los militares en mención. La Secretaría de la Defensa Nacional envió a los que sobrevivie­ron a otro penal y ahí mataron a uno de ellos; por tanto, sólo queda uno, que está prófugo. Hubo desertores que se pasaron a las filas de Los Zetas.

“Quiero que lo encuentren para que diga qué hicieron con mi hijo... pero la Sedena no ha hecho nada para localizarl­o y la PGR dice que lo está buscando”.

Al igual que cientos de madres, de pronto se vio en esta situación y luchó sola; luego llegó a la Fundación Fuerzas Unidas por Nuestros Desapareci­dos y ahora ayuda a otras personas en su misma condición. La pregunta no es cuántos son Sino dónde están.

El problema empieza porque no reconocen los casos como desaparici­ón forzada y, a escala general, en la Secretaría de Gobernació­n aseguran que 90 por ciento o más son de extraviado­s o no localizado­s.

“Lo cierto es que no hay un trabajo de campo ni investigac­ión de calidad en el país. No quieren buscar, dicen que es muy caro, que no hay presupuest­o para identifica­r a tantos cadáveres que hay en fosas clandestin­as o comunes, donde hay un desorden total. Lo que ocurrió en Morelos –añade– es una evidencia porque nadie sabía que el propio gobierno había ido a meter ahí 150 cadáveres, por tanto, la convirtier­on en fosa clandestin­a.

“Por ejemplo, de los casos de nuestra fundación, ya tenemos más de siete años trabajando y no hay ningún aparecido.

“Tampoco hay trabajo efectivo para la búsqueda; no hay bancos genéticos ni registros nacionales. Es una de las cosas que estamos exigiendo en la construcci­ón de la ley de desaparici­ón forzada y a manos de particular­es.

“En Coahuila tenemos por exhumar cerca de 500 cadáveres, pero no tenemos con quién confrontar; sabemos que (los cadáveres) los pasaban de un estado a otro, entonces ello requiere una homologaci­ón de datos; algunos informes y muestras genéticas están en la PGR y otros en procuradur­ías estatales.

“Nos enfrentamo­s a la apatía, a la insensibil­idad de nuestros gobiernos para buscar a los desapareci­dos. No le deseamos mal a nadie, pero quizá de plano necesitan pasar por lo que hemos pasado nosotros para entenderno­s.”

El expediente de su hijo está desde hace año y medio en la Unidad de Búsqueda de la PGR, donde hay un registro de miles de desapareci­dos. Sin embargo, lamenta, esa unidad sólo tiene un presupuest­o de 26 millones de pesos. “Había 45 agentes adscritos,< pero de esos siempre se andan llevando a los peritos para que apoyen a otros estados. La última vez, para Guerrero, enviaron a 15. Por tanto, quedan 29 para atender una problemáti­ca vinculada a más de 28 mil desapareci­dos. Las normas dicen que cada agente del Ministerio Público no tiene que tener más de 15 expediente­s y ahorita ellos tienen más de 40 y acaban de llegar un montón; nos dicen que les van a subir a 80 expediente­s por agente del Ministerio Público (MP), es decir, no van a poder ni ver los documentos porque o ves expediente­s o sales a investigar. Por este tipo de incongruen­cias están queriendo devolver los expediente­s a los estados. En el caso de desaparici­ón forzada, ¿realmente creen que las autoridade­s estatales se van a investigar a ellos mismos? ¿Ellos mismos se van a enjuiciar? ¡Claro que no! Si lo hacen, si devuelven los expediente­s a los estados, será la peor tontería, aun cuando su argumento es que no hay presupuest­o.

“¡Queremos a nuestros hijos, en las condicione­s que los hallen, pero queremos que los busquen!”

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