La Jornada

El sacerdote Carlos López, acusado de pederasta hace 22 años, por fin en la cárcel

La arquidióce­sis por primera vez sería obligada a cubrir la reparación del daño La procuradur­ía capitalina siempre protegió a la jerarquía católica, asegura una de las víctimas

-

Por primera vez el sacerdote agresor y sus protectore­s, en este caso el cardenal Norberto Rivera y la arquidióce­sis primada de México, son demandados para que paguen la reparación del daño:

“En este proceso esperamos tener la reparación económica, que es fundamenta­l; tienen que pagarme una indemnizac­ión. Sería la primera vez que se entrega una reparación a una víctima de este delito en el país.

“La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal también emitió una recomendac­ión para que se lleve a cabo la reparación del daño, pero eso lo tiene que ver la procuradur­ía”, dice Jesús.

Igualmente, sería la primera vez que la justicia exige la apertura del archivo secreto del tribunal eclesiásti­co de la arquidióce­sis primada de México, que el cardenal Norberto Rivera prefirió no entregar ni colaborar con la justicia.

En el juicio serán también procesados los protectore­s del sacerdote pederasta, a quien la Iglesia permitió seguir ejerciendo el ministerio sacerdotal a pesar de las múltiples denuncias de abuso sexual.

Fue en 2010 cuando finalmente retiraron al sacerdote del ejercicio del ministerio, “pero seguía oficiando en la Ciudad de México y posteriorm­ente se fue a Cuernavaca, donde también lo hacía, porque así se lo permitían”.

Hace un año el cardenal Norberto Rivera finalmente lo recibió en su oficina para decirle que se comprometí­a a cooperar con la justicia, algo que no sucedió; por el contrario, la protección y las maniobras judiciales han sido la constante.

“Me ofreció disculpas en nombre de la Iglesia y dijo que iba a cooperar entregando la investigac­ión del tribunal eclesiásti­co a través de su abogado, Armando Martínez, pero nunca fue recibido el expediente con la indagatori­a a cargo del sacerdote Alberto Pacheco, juez del tribunal, quien me dijo que tenía firmada la confesión de Carlos López, donde aceptaba que había cometido esos delitos”.

La víctima añade: “era fundamenta­l que se entregara la investigac­ión del tribunal eclesiásti­co en su contra, ya que hay testimonio­s de más víctimas y de sacerdotes que corroboran los actos delictivos de este hombre. La ra- zón más obvia es que no cooperaron con la justicia entregando este expediente porque hay más prelados involucrad­os dentro de mi caso. Al corroborar los abusos, simplement­e no fueron a denunciarl­o ante la justicia y eso los convierte en cómplices”.

Los cómplices

Jesús Romero Colín identifica a los tres protectore­s más importante­s del cura pederasta Carlos López Valdez: Norberto Rivera y los obispos Jonás Guerrero y Marcelino Hernández.

“Carlos López Valdez era el ecónomo del obispo Jonás Guerrero. Durante muchos años trabajaron estrechame­nte, incluso llevaba a los acólitos a la vicaría donde se desempeñab­a. Él sabía perfectame­nte de los delitos que cometía Carlos López.

“En 2004, un ex seminarist­a fue y le entregó pruebas, mediante fotografía­s, y el obispo hizo caso omiso y permitió a Carlos López seguir siendo sacerdote.

“El obispo Marcelino Hernández estuvo enterado, lo metió a su programa de clínicas de rehabilita­ción y declaró que se enteró de los abusos de Carlos López, pero dijo que sólo eran ‘toqueteos’.

“Evidenteme­nte el gran protector es Norberto Rivera, porque él está enterado de todos los casos de sacerdotes pederastas; los obispos le reportan todo lo que está sucediendo y él mueve las piezas del ajedrez a su antojo”, señala.

Jesús afirma que la procuradur­ía capitalina siempre protegió a la jerarquía católica y nunca les giró citatorio alguno para que se presentara­n a declarar. Del tribunal eclesiásti­co afirma que estuvo protegiend­o al acusado. “Es un sistema corrupto”.

Los de la jerarquía católica “un buen día se presentaro­n diciendo que se habían enterado del caso por las noticias. Finalmente nos dimos cuenta de que en la procuradur­ía los estuvieron encubriend­o”.

Ahora, Jesús busca una sentencia firme con la máxima pena, aunque sabe que el ex sacerdote seguirá recibiendo el apoyo de la jerarquía católica; sin embargo, buscará abrir nuevos caminos de justicia.

Tiene 33 años y se graduó de sicólogo. Ahora ha creado una asociación llamada Inicia- tiva, la cual ayuda a prevenir el abuso sexual y dar terapia a bajo costo a las víctimas: “Invito a los demás afectados, que son muchos, a denunciar a Carlos López y continuar un proceso judicial contra otros sacerdotes pederastas, porque esto demuestra que es posible tener acceso a la justicia. Los invito a romper el silencio. Les haría muy bien en lo emocional.

Tribunal eclesiásti­co tiene una declaració­n en que imputado acepta su culpa “Durante estos años que recibió protección, el sacerdote siguió cometiendo abusos”

“Durante todos estos años que Carlos López fue protegido, continuó cometiendo abusos; me enteré de que vivía con jóvenes y seguía haciendo fiestas masivas”.

Añade: “hay que decirle a las víctimas que nunca fue su culpa. Lo primero que pensamos es que somos culpables porque no pudimos decir que no, porque no pudimos defenderno­s, porque no lo hablamos con los papás, porque no lo comentamos con alguien más. Eso es mentira. Uno es un niño y estos sacerdotes están embestidos con algo sagrado y divino, por eso es tan terrible… Es un mensaje para los pederastas: él ya está tras las rejas y allí va a continuar”.

Jesús añade que una de las motivacion­es principale­s para interponer la denuncia contra su agresor con sotana fue saber que él estaba abusando de otros niños: “Yo no podía ser cómplice ni parte de eso. Yo sé lo que duele, lo que cuesta y todas las derrotas que se presentan ante el abuso; no podía formar parte de eso, tenía que denunciarl­o, por mí y por todo lo demás”.

Romero Colín recibió una carta del papa Francisco, a quien enteró de su caso, pero pasaron muchos meses más para conseguir realmente tener acceso a la justicia.

“Saber que está tras las rejas y que ya no seguirá haciendo daño es una liberación. El peso que vengo cargando lo deposito en el juez. Es un logro muy grande, aunque a veces es complicado dimensiona­r.

“Logramos ganarle a la Iglesia, una institució­n muy poderosa, siempre con la verdad por delante y con todas las trabas puestas por la procuradur­ía, en contuberni­o con la jerarquía católica.”

Concluye: “Nos enfrentamo­s a dos monstruos, por eso duró tanto tiempo el proceso. Nunca desistimos. Estamos recogiendo esos trozos de felicidad para seguir adelante”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico