La Jornada

Hilos de colores

MAR DE HISTORIAS

-

III

Sotelo estuvo en lo cierto: Josué resultó muy buen trabajador y sigue siéndolo. En la mañana, después de saludarnos, se va derechito a su máquina para ocuparse de las piezas que la patrona le encarga componer. Cuando salimos, deja sus cosas en orden y su lugar limpio.

Por su expresión, se nota que Josué se divierte con nuestras conversaci­ones, pero nunca participa, ni siquiera cuando Lola –que es tremenda– le pregunta si es ca- sado, si tiene novia o cosas por el estilo. Cuando la situación se vuelve incómoda, interviene la patrona: “Déjalo en paz y ponte a trabajar.” Josué le agradece la ayuda inclinando la cabeza y nada más.

En varias ocasiones he sorprendid­o a Josué mirando a la patrona. No me extraña. Todavía es guapa. Tiene los ojos de un color muy raro. Una vez nos dijo que por eso sufre de una enfermedad que le impide usar lentes de contacto. Podría ponerse de los otros, pero se niega, aunque eso tenga consecuenc­ias: cuando necesita ensartar una aguja tiene que pedirnos ayuda. A últimas fechas, más que a nadie, a Josué. Lola también lo ha notado. Cuando doña Columba sale al banco, ella le hace a él preguntas maliciosas que lo abochornan. Me harto y le digo que no se meta en lo que no le importa.

IV

Es la una de la tarde y Josué no ha llegado. En cinco meses es la primera vez que falta. Puede ser por varias razones: descompost­ura del metro, bloqueo de la avenida, enfermedad. Lola piensa en un asalto: a ella la atracan una vez por semana, ya conoce a los raterillos y uno hasta le coquetea.

Me pareció que exageraban: el retraso era de cuatro horas, no de una semana. Doña Columba me pidió que, mientras aparecía Josué, fuera ayudándolo con sus pendientes. Al acercarme a su máquina vi el alfiletero con muchas agujas ensartadas con hilo de todos los colores. No entiendo qué significa eso. En cambio sé que Josué no volverá.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico