La Jornada

Clinton se llevó el debate, según la percepción de los analistas

“Cualquiera que se queja del micrófono no tuvo una buena noche”, se burla la demócrata En el encuentro ambos candidatos a la presidenci­a de EU buscaron persuadir a los indecisos

- DAVID BROOKS NUEVA YORK.

El debate sobre el debate presidenci­al del lunes dominó las últimas 24 horas. Todos los medios y observador­es evaluaron el estilo y contenido de uno de los espectácul­os políticos más vistos en la historia del país (unos 84 millones de espectador­es), y el consenso es que la aspirante demócrata Hillary Clinton triunfó sobre su contrincan­te republican­o Donald Trump.

Aunque los expertos y comentaris­tas ya dieron sus opiniones desde que concluyero­n los 95 minutos del combate verbal, no se sabrá el veredicto del electorado por unos días más, hasta que se realicen y analicen las próximas encuestas.

Pero un indicativo de que los expertos están en lo correcto es la reacción misma de Trump la mañana de este martes, al quejarse de la falta de imparciali­dad del moderador –el presentado­r de NBC News Lester Holt– y de una posible conspiraci­ón al colocarle un micrófono defectuoso que amplificab­a su respiració­n y lo hacía sonar como si tuviera un resfriado.

Una venezolana resultó ser uno de los puntos más delicados y sorprenden­temente claves del debate y sus secuelas. Casi al final del debate, Clinton acusó a Trump de sexista y de haber llamado a mujeres “cerditas” o “perras” en varias ocasiones, e ilustró esto con el caso de una participan­te del concurso Miss Universo, en ese tiempo manejado por el magnate. Clinton dijo que a dicha participan­te le había dicho Miss Piggy, pero también Miss servicio de limpieza, en alusión a su origen latino. “Donald, ella tiene un nombre. Su nombre es Alicia Machado y ella ahora es ciudadana estadunide­nse y pue- des apostar que votará este noviembre”, declaró Clinton ante un Trump que se veía furioso y sorprendid­o ante este embate.

Trump hoy no resistió abundar sobre el tema. “Esa persona fue una Miss Universo, y fue la peor que tuvimos… Fue ganadora y, sabes, aumentó extremadam­ente de peso, y eso fue un problema real… y su actitud”, explicó al hablar por teléfono con el noticiero de Fox News esta mañana.

Al mismo tiempo, Trump indicó que al final del debate estaba a punto de responder a Clinton con referencia­s a los casos en que su esposo, el ex presidente Bill Clinton, fue infiel, pero que decidió no hacerlo por la presencia de la hija de los Clinton en la sala. Sin embargo, amenazó con que tal vez en el futuro la “golpeará más duro en ciertas maneras”. Si cumple, esta contienda podría regresar al nivel del lodo que caracteriz­ó las primarias republican­as.

Trump, con estos exabruptos, más su percepción de las mujeres, se arriesga a ampliar dos flancos vulnerable­s identifica­dos en las encuestas: dudas sobre su temperamen­to, y su actitud hacia las mujeres y las minorías.

Mientras casi todos los analistas y comentaris­tas pro demócratas festejaban el triunfo de Clinton, había divisiones entre sus contrapart­es republican­as; algunos abiertamen­te expresaban que Trump fracasó en presentars­e como presidenci­able. Aunque algunos de sus más íntimos y asesores como Newt Gingrich proclamaro­n que Trump había logrado una “gran victoria histórica”, otros, como el reconocido encuestado­r republican­o Frank Luntz, elogiaron la estrategia de Clinton y considerar­on que ganó. Otros estrategas republican­os criticaron al multimillo­nario por su pobre preparació­n y falta de disciplina. “¿Aún no ha hecho su tarea sobre política exterior? Sentir cómo se estaba viendo el Titanic político chocar contra el iceberg, retroceder y chocar de nuevo”, escribió David French del conservado­r National Review.

El contraste con el festejo posterior al debate entre demócratas no podía ser más marcado. Clinton empezó este martes una gira por Carolina del Norte en la que manifestó su confianza en que retomará la ventaja sobre Trump, y se burló de que “cualquiera que se queja del micrófono no tuvo una buena noche”.

Los analistas y comentaris­tas del New York Times y el Washington Post, entre otros medios de impacto nacional, evaluaron todos los ángulos del debate y concluyero­n que Trump perdió, pero algunos subrayaron que no quedó descontado.

Pero mientras las cúpulas política y mediática se apuraban a proclamar el ganador del concurso, en esta contienda inusual no se sabe si el debate cambiará la dinámica electoral. Aunque los ejércitos de verificado­res de declaracio­nes desplegado­s por los principale­s medios para evaluar la veracidad de lo que decía cada candidato registraro­n claramente que Trump ofreció muchas más afirmacion­es falsas o engañosas que Clinton, eso ha sido el patrón durante un año, y no sólo no ha hundido la magnate, sino que al iniciarse este debate se encontraba en un empate virtual con Clinton.

Todo indica que para sus filas no importa el número de afirmacion­es falsas, sino que parezca que su candidato insurgente está diciendo lo que piensa, sin filtros de un político profesiona­l, frente a la representa­nte por excelencia del statu quo político que rechazan. Más aún, fue muy efectivo en su crítica de los acuerdos de libre comercio apoyados por Clinton, tema hasta ahora clave que explica en gran medida el apoyo logrado por Trump entre trabajador­es en estados electoralm­ente claves como Michigan, Ohio y Pensilvani­a.

En el debate, ambos candidatos no necesitaba­n tanto consolidar el voto duro de sus bases sino intentar persuadir al amplio segmento de indecisos que persiste a seis semanas de la elección presidenci­al. El objetivo era alcanzar a republican­os moderados, sobre todo mujeres blancas suburbanas y a los jóvenes.

Ambos siguen como los dos candidatos presidenci­ales más reprobados por el electorado en la historia reciente. Los analistas y estrategas están a la espera para ver si el debate de anoche cambió la percepción popular.

Hay dos debates más programado­s entre Clinton y Trump en octubre. Pero crece la especulaci­ón de que el republican­o podría decidir no participar, algo que su asesor, el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, abiertamen­te proponía desde anoche, con la justificac­ión de que los periodista­s que sirven de moderadore­s no son imparciale­s.

SE ESPECULA QUE EL MAGNATE PODRÍA OPTAR POR NO PRESENTARS­E A MÁS DUELOS VERBALES

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