La Jornada

DE PASADITA

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peligrosa que las anteriores, pero sí hay quienes piensan que desde la administra­ción de la capital se pueden hallar formas de hacer menos profunda la muy grave situación por la que atraviesa el país, mediante programas y proyectos que eviten profundiza­r el deterioro de todo el entorno citadino. El secretario de Desarrollo Social, José Ramón Amieva, advierte de los peligros que representa el corte presupuest­al, pero hace bien en anunciar –eso lo hará hoy en su informe ante la Asamblea Legislativ­a– que podrá pasar todo, pero los programas sociales no serán afectados. Es más, el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, lo hace patente: primero se retrasará la ampliación de la parte del segundo piso que llevará al nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, al que afectarán las quitas en el presupuest­o, que menoscabar alguno de los programas sociales. Y es que tanto Mancera como Amieva saben que la red de protección contra la violencia en la Ciudad de México se llama “programas sociales” y que de- samparar cualquiera de los segmentos de la población que hoy reciben el apoyo gubernamen­tal significar­ía cercenar los hilos del paracaídas con el que se evita que las reduccione­s presupuest­ales afecten la precaria estabilida­d social de esta capital. Debe reconocers­e que México pasa por un periodo en el que la crisis constante se ha profundiza­do, y con ello todos los peligros que entraña. La Ciudad de México no está exenta del golpe profundo que eso significa. Aquí fallarle a la gente no está en el horizonte de lo posible. Tampoco se debe olvidar que el buen gobierno no es nada más un catálogo de programas sociales que previenen desgracias; también es crear conscienci­a entre la población de lo que significa esa paz de la que hemos hablado y que debe cuidarse como el mejor tesoro de la administra­ción actual. De cualquier forma el gobierno federal se puede convertir en el causante de un caos social en la capital si no atiende y entiende que este es un lugar que ha resistido al interminab­le periodo de El contralor de la ciudad, Eduardo Rovelo Pico, se efrentó hace un par de días a los diputados de la Asamblea Legislativ­a y de su boca no se supo porque él, por lo que se ve, tampoco tiene idea de qué es lo que pasa con muchas de las obras que tienen a la capital en calidad de urbe bombardead­a, y no es que uno se oponga a que se tengan que realizar, sino a que muchas de ellas se efectúan en el mismo lugar en el que se terminaron hace apenas unos meses. En las colonias Roma y Condesa, las obras que se terminaron en julio o junio hoy están abiertas otra vez, y se hacen los mismos trabajos. En División del Norte pasa lo mismo, y en muchas calles de la ciudad el fenómeno se repite. El resultado de la visita a la casona de Donceles de este funcionari­o fue un desastre, y peor porque, pocas horas antes de que llegara, el secretario de Finanzas, Édgar Amador, explicó la situación de la ciudad, y fue reconocido, para bien, por los diputados. ciudadperd­ida_2000@yahoo.com.mx • ciudadange­l@hotmail.com

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