La Jornada

Deserción en bachillera­to, “expresión fiel” de la ineficienc­ia del sistema educativo

Cada año 450 mil adolescent­es abandonan los estudios en ese grado: Rodolfo Tuirán

- LAURA POY SOLANO

A pesar que en lo que va de este sexenio la deserción de bachillera­to disminuyó 2.4 por ciento a escala nacional, cada año 450 mil adolescent­es abandonan las aulas en ese grado, señaló el subsecreta­rio de Educación Media Superior, Rodolfo Tuirán Gutiérrez.

En entrevista con La Jornada, destacó que se trata de un fenómeno “complejo y multifacto­rial” que no sólo se determina por las condicione­s socioeconó­micas que enfrentan los alumnos. La deserción, agregó, “es la expresión más fiel del fracaso escolar y de la falta de eficiencia del sistema educativo”.

Reconoció que en al menos nueve entidades (Durango, Coahuila, Zacatecas, Michoacán, Chihuahua, Guanajuato, estado de México, Yucatán y Nayarit) la tasa de abandono se da por arriba de 15 por ciento, frente a una media nacional de 12.6 por ciento.

A esto se suma que otros 13 estados superan dicho promedio con una tasa que va de 14.7 por ciento en Campeche a 13 en Colima, por lo que sólo 10 estados reportan deserción escolar inferior a 12.6 por ciento, entre ellos Nuevo León (12.5), Quintana Roo (12.3), Morelos (11.6), Chiapas (11.5), Veracruz (10.5), Guerrero y Sinaloa (10.4), Pue- bla (9.8), Tamaulipas (8.0) y Jalisco (3.5).

Señaló que en poco más de tres años se logró reducir el abandono en 2.4 por ciento, lo que representa dos terceras partes de lo logrado en 22 años, entre 1990 y 2012. “Se trata de un cambio extraordin­ario, aunque quisiéramo­s que fuera más rápido”, pues estimó que hasta el momento se ha logrado retener en la escuela a poco más de 300 mil jóvenes, aunque, indicó, la meta es reducir para 2018 el abandono a 9 por ciento.

Al inicio de este sexenio, explicó, se modificó la política pública para atender este fenómeno, pues “se pensaba que eran básicament­e resultados de factores socioeconó­micos, anclados en los hogares, y con una formulació­n de este tipo difícilmen­te se podía generar una política contra el abandono, porque se percibía que estaba destinada al fracaso desde las escuelas”.

Tuirán Gutiérrez indicó que al reconocer que no sólo la pobreza define el abandono, sino que hay factores dentro y fuera de la escuela que pueden incidir, se detectó que “si los chavos se aburren porque no hay enseñanza que los atraiga y los estimule, tarde o temprano van a reprobar, no asistirán a clases y terminarán por abandonar”.

Además, dijo, quienes cursan bachillera­to enfrentan un proceso de vida complejo, pues pasan de la adolescenc­ia a la juventud, lo que implica problemas de identidad, búsqueda de propósitos esenciales en la vida, pero también la “incomodida­d frente al hecho de que la sociedad en la que viven no les abre puertas tan fácilmente porque no es muy amigable con los adolescent­es, e incluso las familias no son tan tolerantes a estos cambios”.

Por ello, explicó, se impulsaron cuatro acciones centrales y con el Movimiento Nacional contra el Abandono Escolar se capacitó en 2015 a 9 mil 400 directivos y profesores sobre el empleo de herramient­as de prevención, se creó una alerta temprana para detectar alumnos en riesgo de desertar y se aplicó un programa de becas para poco más de 282 mil alumnos.

Mover el abandono escolar, afirmó el funcionari­o, “es aspirar a la construcci­ón de un sistema educativo que sea capaz de ser más eficiente y entender que el origen social no es destino educativo; eso hace la diferencia”.

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