La Jornada

El traje típico nos hace sentir protegidos: metaleros tzeltales

■ Cantar rock en lengua indígena no es novedoso; el idioma es sólo un rasgo de identidad, asegura el decimista Frino ■ Chiapaneco­s lanzarán el disco El centro de la Tierra en 2017

- ARTURO CRUZ BÁRCENAS Enviado OAXACA, OAX.

Estamos haciendo El viernes pasado, en el primero de los dos conciertos del Sexto Encuentro Nacional de Tradición y Nuevas Rolas, que se desarrolla en esta ciudad, el nivel de los grupos fue de cero a ocho, y de algunos músicos que en su calidad sobresalen respecto de sus compañeros.

En la Plaza de la Danza, rodeada de muestras de imponente arquitectu­ra colonial, se presentaro­n ocho grupos que tocaron cada uno tres canciones que consideran lo mejor de su repertorio.

Para Frino, decimista y conocedor de la poética, señaló que cantar en rock en una lengua materna no es sinónimo de novedad, de creativida­d propositiv­a. La lengua, precisó, es un rasgo de identidad, pero en sí misma no implica un cambio.

En tanto, para el trovador Rafael Mendoza, autor de ¿Quién parará esta locura?, como Frino expuso su experienci­a a los músicos participan­tes, subrayó los comenta Jani, músico de los Altos de Chiapas, sobre un proyecto en marcha diferentes niveles de los grupos, destacando el trabajo de Juchirap y de Ik’ al Ajaw (Dios del Viento), heavymetal­eros de Oxchuc, Chiapas, y, sobre todo, lo excelso de Jani Amed Santis Morales, guitarrist­a y voz.

Mendoza señaló la importanci­a de dar seguimient­o a los avances de los grupos, pues una vez finalizado el encuentro se pierde la comunicaci­ón.

Al prinicipio no creían en nosotros

En entrevista, Jani dijo: “Somos de los Altos de Chiapas, de Oxchuc, que está a una hora de San Cristóbal de las Casas. Ahora, con este proyecto estamos tocando heavy power metal, y queremos hacer algo más sinfónico. Mis dos compañeros y yo tenemos influencia­s diferentes.

“Yo empecé a tocar la guitarra hace cuatro años y medio, y mis amigos antes tocaban en un grupo de música tropical. Ahora estamos en un camino común. En Oxchuc al principio nos apo- yaron muy poco porque lo de nosotros no se había hecho por allá. No creían en nosotros y pensaban que el grupo sólo iba a ser un pasatiempo y que no podríamos componer algo propio. Hicimos nuestra labor, y la familia ya nos apoya y les alegra que estemos aquí, en Oaxaca. Ya tenemos 15 canciones propias.”

En el escenario interpreta­ron Gran hermano y Ordenanzas. “Nuestras composicio­nes hablan de las leyendas, de los cuentos, de los mitos que nos cuentan nuestros abuelos. En otras tratamos de generar conciencia en nuestra comunidad, que es un pueblo, donde algunas personas ya no quieren hablar tzeltal. Se pierde la esencia al dejar de hablar en nuestra lengua. Les decimos que con ella podemos hacer muchas cosas. Allá, 80 por ciento del pueblo habla el tzeltal. Hay gente que va a estudiar a otros lugares y se avergüenza de que sepan que habla en su lengua.

“Eso causa que con el tiempo se les olvide, incluso. Ha- blar una lengua materna es natural, y la única diferencia es que cuando nosotros vamos a algunos lugares no nos entienden y debemos hablar español. Yo estoy orgulloso de hablar el tzeltal.”

Para él, añadió, portar el traje típico de Oxchuc es sentirse protegido. “Sentimos a través de estas prendas el apoyo de nuestro pueblo. Nos sentimos seguros porque lo que hacemos es con el corazón.

“Somos pocos los que hacemos este tipo de música y que cantamos en nuestra lengua, pero ya es algo, e impacta. En Oxchuc hay otras dos propuestas. Terminarem­os de grabar nuestro primer disco; saldrá en 2017 y se llamará El centro de la Tierra. No nos ponemos límites y aspiramos a tocar en festivales de metal nacionales e internacio­nales.”

Todavía no se mantienen económicam­ente del rock metalero, pero tienen fe y se dejan llevar por la música, por la energía del público, finalizó Jani.

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Foto Laura Celis heavy power metal,

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