La Jornada

Filas sin precedente y portazos, en torno al concierto de Roger Waters

■ Desde las 18 horas la policía intentó frenar el ingreso al Zócalo porque estaba saturado ■ Ni con Paul McCartney hubo tanta gente, comentan; una odisea, lograr un lugar

- JOSEFINA QUINTERO M.

Querían ser los primeros y lo lograron. Desde la mañana del viernes, tres jóvenes coincidier­on en la avenida 20 de Noviembre y el Circuito Plaza de la Constituci­ón. Entraron a la plancha del Zócalo de la capital, donde Roger Waters dio su último concierto en México, luego de más de 24 horas de permanecer en una fila tan larga que se extendió de la Plaza de la Constituci­ón a Izazaga para dar la vuelta y seguir por Pino Suárez.

Algunos de los seguidores del músico inglés comentaron que la cadena humana no se había visto en otras ocasiones, ni siquiera con el ex Beatle Paul McCartney, quien, según las cifras oficiales, reunió a 200 mil personas en el mismo escenario.

Mariana Mejía, una joven de 25 años que creció escuchando a Pink Floyd por el fanatismo que tuvieron sus padres, se hizo aficionada a la música del bajista y cuando escuchó que empezaban a formarse para ingresar al concierto, tomó una cobija, impermeabl­e, dulces, fritangas, agua embotellad­a y corrió al Zócalo para obtener su lugar en el concierto, donde ya había un cerco policiaco.

Antes que ella contabiliz­ó a no más 50 personas, estaba segura que tendría un buen lugar. Conforme pasó la mañana del sábado la distancia entre el primero de la fila y ella se hizo más larga, lo que originó que las personas formadas se organizara­n para reguardar los lugares y “dieran un paso atrás”.

De esta forma, cada vez que la línea se abría por el paso de peatones o la circulació­n de autos, ambos lados se cuidaban y gritaban a los recién llegados o a uno que otro que se quería pasar de vivo y colarse en la línea: “Avánzale, la cola está atrás”.

A esa hora se habían desplegado a cerca de 4 mil policías en el primer cuadro de la ciu- dad, cifra que se duplicó conforme pasaron las horas.

Aunque se tenía previsto el ingreso al Zócalo a las 16 horas, minutos después del mediodía los policías comenzaron las revisiones de los asistentes para darles ingreso; les retiraron botellas, paraguas, bultos y hebillas.

A pesar del enorme espacio que había en los primeros momentos, el primer grupo de seguidores corrió para posicionar­se justo detrás de la valla que daba al escenario. Fernando Vázquez, el primero de la fila, quedó frente a la estructura de metal.

Cerca de las 18 horas, cuando aún llegaba gente en grandes cantidades, uniformado­s notificaro­n por altavoces que el Zócalo estaba lleno y que desistiera­n de entrar, sin embargo, los fans buscaron la forma de ingresar. El primer portazo ocurrió en 20 Noviembre: la valla de granaderos no resistió y un numeroso grupo logró pasar.

Más tarde, en 5 de Mayo los granaderos reportaron otro intento, un enfrentami­ento y cinco heridos. Cuando el concierto ya había empezado, por la frecuencia de los policías se escuchaba sobre otros intentos de ingreso en 16 de Septiembre, Madero, Palma e Isabela Católica.

Antes de iniciar el concierto, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, se acercó al músico inglés para saludarlo.

A pesar de enfrentami­entos entre policías y decenas de personas que no lograron ingresar al concierto, la policía capitalina reportó saldo blanco y la presencia de 200 mil fanáticos sólo en la plancha del Zócalo.

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Los asistentes al concierto de Roger Waters tuvieron que sortear largas filas y la revisión minuciosa de los elementos de la policía que resguardar­on el Zócalo capitalino ■ Fotos Jair Cabrera
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