La Jornada

Acusan a Trump de fraude inmobiliar­io en BC; se esfumaron 32 millones de dólares

Cuando se informó la cancelació­n del proyecto dijo que sólo prestó su nombre En los registros oficiales ni siquiera aparecen solicitude­s de permiso para construir el

- ROBERTO GARDUÑO

Donald Trump y las empresas inmobiliar­ias Irongate y PB Impulsores defraudaro­n por un monto de 32 millones de dólares a 69 compradore­s en el ultra exclusivo Trump Ocean Resort Baja, que iba a estar en Playas de Rosarito, Baja California. Entre 2008 y 2009, el actual candidato republican­o a la presidenci­a de Estados Unidos montó una estrategia inmobiliar­ia en esa área del territorio nacional, donde nunca inició un trámite para levantar el lujoso conjunto departamen­tal frente al mar.

El fraude aún pervive, y en informació­n reciente (del presente mes y de la que se tiene copia) se comprueba que Trump e Irongate ni siquiera llenaron el formulario inicial para solicitar la construcci­ón de tres torres con servicios de lujo. Incluso, Jaime Martínez Veloz integra el expediente para interponer una denuncia por violación a normas y leyes de desarrollo urbano vigentes en Baja California.

Durante 2009 los inversioni­stas que habían pagado un depósito por 20 millones de dólares en conjunto a los impulsores del proyecto presentaro­n una demanda en contra de Trump y la constructo­ra, refirió el portal San Diego Red.

En aquel entonces, se informó a los compradore­s defraudado­s que ya no existía el dinero para rembolsarl­es sus depósitos, y en la caja del proyecto solamente habían quedado 556 mil dólares, después de haber recolectad­o más de 32 millones de dólares.

En respuesta, Trump se deslindó, al sostener que él simplement­e dio autorizaci­ón para que PB Impulsores, empresa fantasma de Irongate Capital Partners, LLC, constructo­ra de la ciudad de Los Ángeles, utilizara su nombre.

El condominio se comerciali­zó en México y Estados Unidos como parte de una asociación entre Trump e Irongate. Ambos ya habían trabajado con anteriorid­ad para construir otro resort del magnate en Hawái.

Hace siete años, a un costado de la carretera panorámica Ti- juana-Rosarito se observaba un espectacul­ar con el rostro de Trump y el anuncio de la construcci­ón de 17 hectáreas con vista al mar en el área de Punta Bandera.

San Diego Red refiere también que en los folletos de ventas y propaganda se sostenía que Trump estaba involucrad­o en todo lo que contenía su nombre. En eso se basaron los compradore­s para confiar a la hora de hacer su inversión.

Incluso dos años después, en un artículo publicado en The New York Times, se reveló que el empresario comerciali­zó otros edificios de lujo bajo el nombre de Trump Propiertie­s llevando consigo la “firma Trump” y que incluso había hecho una aparición pública para impresiona­r a los compradore­s e imponer precios más altos.

Entonces los compradore­s perdieron millones de dólares, porque no había ninguna cláusula que advirtiera que el magnate no era parte del desarrollo y “en lo que se refiere a los depósitos, perniciosa­mente se basaron en malas interpreta­ciones que aseguraban que Trump estaba detrás del proyecto. Sólo cuando los proyectos cayeron en problemas financiero­s fue que se hizo evidente que Trump sólo había rentado su nombre y se había lavado las manos de toda responsabi­lidad”.

Sin rastro de los documentos

Así, el pasado 18 de octubre, al solicitar la informació­n al ayuntamien­to de Tijuana en torno a los permisos solicitado­s por Trump e Irongate para construir un complejo turístico de lujo en Rosarito, el secretario de Desarrollo Urbano y Ecología, Roberto Sánchez, respondió:

“Se realizó una búsqueda en los archivos digitales que obran en la Dirección de Administra­ción Urbana y no se encontró ningún documento o licencia relacionad­o con la empresa constructo­ra Ironagate de Los Ángeles o Irongate”.

Días antes (28 de septiembre), la misma oficina, con la facultad de emitir licencias de construcci­ón y permisos de urbanizaci­ón, informó que “después de realizar una búsqueda exhaustiva en los archivos físicos y digitales no se pudo localizar trámite alguno que correspond­a a la denominaci­ón Trump Ocean Resort Baja”.

Mucho menos, Trump y la constructo­ra llenaron formato de solicitud para levantar el desarrollo habitacion­al, no presentaro­n documentos que acreditara­n la propiedad, el dictamen de factibilid­ad de uso de suelo, impacto ambiental, proyecto arquitectó­nico. Nada.

Al solicitar la misma informació­n al ayuntamien­to de Playas de Rosarito, la respuesta de Concepción López, directora de Control Urbano, fue: “El desarrollo en mención (Trump Ocean Resort Baja) es jurisdicci­ón del municipio de Tijuana, por lo que este municipio no es competente para decidir o informar sobre los requisitos que estipula el régimen municipal de trámites de dicho municipio”. ólo vi el último debate presidenci­al en Estados Unidos. Donald Trump, deplorable: me recordó a un gringo borracho exigiendo a gritos una margarita en un bar de Cancún. La señora Hillary Clinton, muy sólida y serena. Imagen presidenci­al. En política y en beis nada acaba hasta que se acaba. Trump tiene menos posibilida­des que un equipo que llega a la novena entrada con pizarra adversa 16 vs 2. Gane quien gane México puede temer que en 2017, en una situación económica extremadam­ente vulnerable, se le llame a una nueva ronda de negociacio­nes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). También estamos en una gran vulnerabil­idad política. En la amarga realidad no sólo tenemos las desventaja­s del desequilib­rio entre las dos naciones, sino además la pérdida de la legitimida­d de nuestros representa­ntes. Enrique Peña Nieto y su equipo han cedido cuanto les han pedido y hoy su credibilid­ad está más baja que nunca. Desde la forma en que se manipularo­n los votos en 2012 y después en el desempeño cada vez peor del gobierno. Disuelto en el éter “el momento mexicano”, la sucesión abrumadora de corrupción, represión, simulación, encubrimie­ntos, denegación de justicia, ha llevado a la prensa internacio­nal a reprobar una y otra vez el régimen y a destacar el descontent­o social creciente. Como si fuera poco se sabe de la malquerenc­ia de la Sra. Clinton hacia el PRI y del enfriamien­to de la relación de Barack Obama y de ella con Peña Nieto por el vergonzoso incidente de la visita de Trump a México. Si nos llaman a renegociar estaremos muy mal representa­dos. La esperanza estaría en que el gobierno actual y sus homólogos estadunide­nses del futuro próximo decidan esperar a que surja un representa­nte más legítimo de México después de las elecciones de 2018. Si éstas son libres y justas habrá un mejor abogado de la causa mexicana, que pueda proponer la reorganiza­ción de nuestras inevitable­s y contradict­orias relaciones. Un pacto de ventajas mutuas. A partir del reconocimi­ento basado en la difícil situación del país devastado por 18 años de gobiernos pésimos apoyados y manipulado­s por el gobierno de Washington. Los estadunide­nses tienen que aceptar su responsabi­lidad: si lo hacen se establecer­ía una base nueva de respeto entre las dos naciones.

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Donald Trump se deslindó del proyecto inmobiliar­io de Playas de Rosarito, BC, el cual fue publicitad­o con la imagen del magnate, quien estuvo ayer en Virginia Beach, Virginia, como parte de su campaña presidenci­al ■ Foto Afp
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