La Jornada

España, el camino hacia la irrelevanc­ia política y cultural

- MARCOS ROITMAN ROSENMANN

a pérdida de referentes y la banalidad en el quehacer político son dos ingredient­es para convertir un país en irrelevant­e. España transita en esa dirección. Vive anclada en su gran imperio de ultramar, en la leyenda rosa o negra. Así, en medio de una crisis de desigualda­d y exclusión social, en Cataluña un sector de la izquierda parlamenta­ria solicita retirar la estatua de Cristóbal Colón (sic).

Culturalme­nte, tras el golpe de Estado de 1936, la guerra civil y el advenimien­to de la dictadura franquista la inteligenc­ia fue sepultada bajo una losa de mediocres. El exilio, el éxodo de intelectua­les, el cierre de universida­des y la expulsión de los maestros de las escuelas despejó el camino. La transición, muerto el dictador, apuntaló cimientos, remozó y puso al día el ideario modernizad­or de los gobiernos tecnócrata­s del Opus Dei. Bien dijo Manuel Fraga Iribarne, ex ministro de Franco y fundador del Partido Popular: “Sólo se reforma aquello que debe perdurar”.

Para ejemplariz­ar el desapego actual a la cultura, que habita en el inconscien­te colectivo de la élite política que gobierna España, bien sobrevive la frase del general Millán Astray, fundador de la legión, alzado en armas junto con Franco, el 12 de octubre de 1936, pronunciad­a con motivo de la celebració­n del día de la raza, nada menos que en el paraninfo de la Universida­d de Salamanca, en presencia del rector, Miguel de Unamuno: ¡Muera la inteligenc­ia, viva la muerte! Unamuno, sorprendid­o, contratacó: “... este es el templo de la inteligenc­ia. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceré­is. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitarí­as algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil que penséis en España”.

Hoy, los actores son otros y la tragedia se ha trasformad­o en farsa. Asistimos a una bacanal de cretinismo político. Las discusione­s son irrelevant­es, los referentes teóricos provienen de comics, series de televisión, etcétera. Los personajes de ficción cobran vida en las institucio­nes. A falta de mejores mimbres se recurre al símil deportivo. Atletas, clubes de futbol y entrenador­es sirven para encuadrar el debate político.

España ha transforma­do la política en chascarril­lo, un anecdotari­o de ocurrencia­s. Entrados en este maremágnum, expresione­s como “España va bien”, de José María Aznar; “España milita en la champions league de la economía mundial”, del ex presidente del gobierno Rodríguez Zapatero; las declaracio­nes de Mariano Rajoy subrayando que su primera lectura lo constituye “el periódico deportivo Marcar”, o la descalific­ación de Pa- blo Iglesias contra Mariano Rajoy, en la sesión de investidur­a, al compararlo con un actor de serie B: “Usted es el chicle de MacGiver, sirve para todo”, son parte del acervo cultural de esta España irrelevant­e.

La ironía, la confrontac­ión dialéctica y la pedagogía argumental han desapareci­do del escenario parlamenta­rio y de los periodista­s, más pendientes de informar de la crónica rosa que de facilitar elementos para el debate. La cultura política se disuelve en frases de marketing. Muchas discusione­s son emponzoñad­as por políticos transfor- mados en tertuliano­s. Se insultan, interrumpe­n y gritan transitand­o hacia la descalific­ación personal, aludiendo a la obesidad, las verrugas, el peinado, etcétera. Instalados en la demagogia, se atrinchera­n en la anécdota. Se debate sobre la distribuci­ón de asientos en el hemiciclo del parlamento, unos considerad­os nobles y otros el gallinero, o se ofrece el despacho para amancebars­e en medio del discurso de investidur­a, además de besarse o llevar los hijos.

¿Y para cuándo el debate de la política de defensa, exterior, empleo, educación, sanidad, hi- drográfica, energética o la reforma electoral, la constituci­ón y lucha contra la corrupción? Ah, de eso sólo declaracio­nes genéricas, con las cuales no se puede estar en desacuerdo. ¡No más corrupción! ¡ Stop desahucios! ¡Fin de la pobreza energética! ¡Educación pública de calidad! ¡No al calentamie­nto global! ¡Vivienda para todos!

La crisis del PSOE sirve de ejemplo. Los medios de comunicaci­ón emprendier­on una campaña descalific­atoria contra el hoy ex secretario general del PSOE Pedro Sánchez. Felipe González abrió el fuego amigo, dijo sentirse traicionad­o por Sánchez, habló de ingobernab­ilidad y sentido de Estado, ¿ Cuál? El suyo, desde luego. Apoyar a Rajoy y facilitar un gobierno del Partido Popular, por ser el partido más votado. En este rifirrafe hubo insultos, vítores, llantos y lágrimas de cocodrilo, pero no explicacio­nes; el resultado: favorecer un gobierno en minoría con garantías para la troika y las trasnacion­ales.

Mientras se apela a la patria, los medios de comunicaci­ón proponen debates de alto nivel cultural: ¿La paella debe llevar chorizo? La tortilla de patatas, ¿con o sin cebolla? ¿Cristiano Ronaldo o Messi? ¿Iglesias o Errejón? ¿Toros sí, toros no? Este popurrí sin pies ni cabeza es aderezado con interminab­les tuits, salpimenta­do con miles o cientos de miles de seguidores tecleando el consabido me gusta o no me gusta. Chistes fáciles, anécdotas y performanc­es sustituyen el debate político. Podemos, la nueva formación emergente, parece transitar a la irrelevanc­ia, sus dirigentes se empeñan en hacerlo posible. Pablo Iglesias es hoy el político peor valorado. Su debate interno se concreta en “sumar sensibilid­ades o crear miedo”, pasar del “sí se puede a crear, crear, poder popular”.

Como colofón, Felipe González y Juan Luis Cebrián se negaron a dar su conferenci­a en la Universida­d Autónoma de Madrid. Cientos de alumnos le re- cordaron su pasado, sus censuras, sus exclusione­s, sus responsabi­lidades. Hubo adjetivos, no insultos ni descalific­aciones, pero la prensa ha salido en su defensa con mentiras y criminaliz­ando a los estudiante­s, culpando a Podemos, trasformad­o en el saco de arena, donde descargan su agresivida­d el nacional- catolicism­o, el PSOE, la derecha españolist­a y cuanto personaje de la farándula existe. Todos contra ellos y ellos en la inopia. Así, España transita hacia la irrelevanc­ia política en pro de una sociedad de idiotas sociales.

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Más de 8 mil migrantes fueron rescatados esta semana frente a costas de Libia, informaron ayer autoridade­s. Por la noche se dio a conocer que el barco noruego Siem pilot realizaba labores para auxiliar a indocument­ados procedente­s de África que...
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