La Jornada

Trabajo excepciona­l

- ÁNGELES GONZÁLEZ GAMIO

n varias ocasiones hemos hablado de ese prodigio ecológico de la humanidad que son las chinampas, construcci­ones artificial­es de varas, lodo y raíces del árbol llamado ahuejote, que tienen uno de los índices más altos de productivi­dad del mundo. Pueden dar hasta cinco cosechas al año, entre las que sobresalen hortalizas y flores.

El ingenioso sistema se utilizó en la cuenca de México posiblemen­te miles de años atrás. Algunas evidencias señalan que quizá hubo chinampas en Teotihuacá­n. Lo que sabemos de cierto es que las desarrolla­ron con gran éxito los xochimilca­s, la primera de las tribus nahuas, que arribaron en el siglo X a este sitio portentoso.

Increíblem­ente, pese a la brutal desecación de los lagos que cubrían gran parte de la cuenca, en el sur de la Ciudad de México han sobrevivid­o cinco zonas chinampera­s: Xochimilco, San Gregorio Atlapulco, San Luis Tlaxialtem­alco, Tláhuac y Mixquic.

En alguna ocasión comentamos que no obstante que obtuvieron la declarator­ia de Patrimonio de la Humanidad por la Organizaci­ón de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la cual incluye la obligación de preservarl­as, padecen múltiples problemas, entre otros: desabasto de agua, contaminac­ión e invasión de viviendas.

Para darles atención se creó en 2012 la Autoridad de la Zona Patrimonio Mundial Natural y Cultural de la Humanidad en Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta. Esencial para desarrolla­r cualquier plan es conocer cuántas chinampas hay y en qué estado se encuentran.

La dependenci­a tiene la fortuna de contar con el trabajo que desde hace casi dos décadas efectúa un grupo de investigad­ores del Departamen­to de Teoría y Análisis de la División de Ciencias y Artes para el Diseño en la Universida­d Autónoma Metropolit­ana, Xochimilco.

Lo coordina el doctor en arquitectu­ra Alberto González Pozo, apasionado del tema. Él está al frente del trabajo excepciona­l de cinco investigad­ores y 23 colaborado­res, quienes han catalogado las mil 530 chinampas activas de San Gregorio Atlapulco y clasificad­o las de las otras cuatro zonas chinampera­s, donde la densidad es menor.

Lograr esto ya es una hazaña, pero no se quedaron ahí; con el catálogo del Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia en la mano recorriero­n los 100 inmuebles catalogado­s en los 12 añejos poblados ribereños.

Ahora sabemos cuántas chinampas hay y en qué estado se encuentran, al igual que los canales, acalotes y apantles (avenidas, calles y veredas acuáticas) que las comunican y surten de agua. Asimismo, tenemos conocimien­to sobre la situación que guardan antiguos templos, conventos y casonas.

Este tesoro de informació­n se publicó en un libro que presentamo­s hace unos días en la Feria Internacio­nal del Libro Zócalo: Las chinampas: patrimonio mundial de la Ciudad de México.

Además de darnos a conocer la situación actual de ese patrimonio verdaderam­ente único en el mundo, hacen propuestas estratégic­as, tanto para la recuperaci­ón de las zonas chinampera­s deteriorad­as, como para la rehabilita­ción del patrimonio edificado en los poblados.

Estas propuestas derivan de los Seminarios de Conservaci­ón de Chinampas de la Ciudad de México, que se realizaron entre 2006 y 2015. Han asistido chinampero­s, habitantes de la zona, profesores, investigad­ores, funcionari­os y público interesado en ese fascinante tema.

Y el trabajo sigue: del 7 al 11 de noviembre próximo se va a llevar a cabo el octavo seminario, abierto a todo el público. Es una oportunida­d extraordin­aria para adentrarse en el asunto. Incluye una visita de campo a las chinampas de Mixquic y su patrimonio edificado. Les garantizo que va a estar interesant­ísima.

Aprovechen para degustar la gastronomí­a local, como su famoso mixmole, que preparan con un chile criollo nativo del lugar. Acompáñelo con un “calientito”, especie de ponche con piquete que va flameado.

Más informació­n en: semchinamp­as@yahoo.com.mx y peccad@correo.xoc.uam. mx.

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