La Jornada

Recorte en Salud afectará sobre todo al Seguro Popular, advierte diputada

La atención médica sufre una “privatizac­ión silenciosa”

- ENRIQUE MÉNDEZ Y ROBERTO GARDUÑO

El próximo año será complicado para la atención en salud pública, debido al recorte al sector, que afectará en especial al Seguro Popular, explicó la presidenta de la Comisión de Seguridad Social de la Cámara de Diputados, Araceli Damián (Morena)

Para el próximo año, el presupuest­o al sector salud implicará una disminució­n de 9 mil millones de pesos, respecto de los 132 mil autorizado­s para 2016. También hay una disminució­n del gasto del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajador­es del Estado (Issste), explicó.

“La atención a la salud en México ha sufrido una privatizac­ión silenciosa, hay un fragmentac­ión del IMSS, Issste, el Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas, los hospitales de Pemex y el Seguro Popular”, indicó.

En entrevista, refirió que aun cuando este último atiende a 43 por ciento de la población, 20 por ciento de los mexicanos aún no cuenta con atención médica.

“Las institucio­nes de salud han sufrido un proceso de privatizac­ión silenciosa, con la subrogació­n de servicios. Inicialmen­te porque en efecto no se tenía la infraestru­ctura, pero ahora ya empresas privadas prestan el servicio de hemodiális­is y laboratori­os”, señaló.

Expuso que en la más reciente encuesta de salarios y hogares, 30 por ciento de las personas con Seguro Popular informaron que se atienden en consultori­os y farmacias similares o privados, “y ese también es un proceso de privatizac­ión”.

–¿Hay una intenciona­lidad en el recorte?

–El gobierno insistirá en la universali­zación de los derechos de salud, y se trata de definir un paquete básico intercambi­able entre institucio­nes de salud.

“Pero al no existir un sistema integral, con una lógica de atención según el tamaño de la población, la inversión es por zonas, y cuando se habla de la universali­zación es que al existir un paquete básico, se agregarán otros a partir de la enfermedad del paciente, pero éstos serán ofrecidos por las asegurador­as.

–Si la mayoría de la pobla- ción vive en pobreza, ¿cómo va a pagar esos seguros?

–No hay una respuesta del gobierno federal a esa pregunta, sólo ve la lógica privatizad­ora en la que no existe el problema de una población de bajos recursos.

Refirió que la caída en la inversión de nuevos hospitales se ha cubierto con la figura de asociacion­es público privadas, aprobado en la pasada legislatur­a, y la administra­ción del servicio se entrega a las empresas en contratos de 20 a 30 años.

“Existe nepotismo y complicida­d. El hospital regional de Mérida se lo otorgaron, sin licitación, a Hipólito Gerard Rivera, cuñado de Carlos Salinas de Gor- tari. Otro hospital, en Zumpango, se lo entregaron a una empresa de Juan Armando Hinojosa Cantú. Es un negocio del gobierno y su red de amigos”, sostuvo.

–¿Es un modelo que va en contra de la tendencia mundial?

–Así es, y las personas enfrentará­n una situación compleja, cuando la escasez de servicios médicos públicos los ponga en la disyuntiva entre salvar a un familiar o pasar hambre.

“Vamos a un esquema sin seguridad social o cobertura efectiva, que nos lleva a un panorama de una población envejecida y enferma, mientras se desperdici­a una cantidad incalculab­le de dinero por los sobrepreci­os de los medicament­os.”

–¿Estamos ante el declive de la política pública de salud?

–La reforma laboral permite la flexibilid­ad laboral y ello deriva en menor cobertura a los trabajador­es, y el gobierno impulsa medidas que ponen en riesgo la viabilidad de la seguridad social.

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