La Jornada

El gasolinazo y las libertades de la Ciudad

- GABRIELA RODRÍGUEZ

ientras el pueblo se levanta contra el gasolinazo, se quiere infundir pánico para detener las manifestac­iones de descontent­o que se desbordan a lo largo y ancho del país, y elementos de la Marina y del Ejército toman las calles, los diputados de la Asamblea Constituye­nte estamos construyen­do un marco que permita extender las libertades a todas las personas que viven en la Ciudad de México o que cruzan este territorio.

Este miércoles se discutió el dictamen del artículo 11 constituci­onal, titulado Ciudad de Libertades y Derechos. Un artículo crucial porque reconoce el derecho de toda persona a la autodeterm­inación y al libre desarrollo de su personalid­ad; se trata de dos conceptos amplios, que son base para planear nuestra vida y realizar nuestros sueños. ¿Cuántas personas de esta ciudad pueden planear su vida y realizar sus sueños? Yo diría que menos de la mitad, porque realizarse es un lujo de clase; la mayoría de la gente sigue excluida, no es libre. Desconocen sus derechos, no ejercen ni el derecho a la informació­n, porque muchos no tienen Internet ni computador­as, no se han enterado de que son libres de tener un hijo en el momento que lo planeen o interrumpi­r un embarazo cuando está fuera de sus planes; muchos ignoran que lesbianas, gays, travestis, transexual­es, transgéner­os e intersexua­les pueden casarse o mantenerse solteros, porque son iguales que los demás.

Pero tampoco pueden alcanzar grandes sueños porque no van más allá de la secundaria. Para ejercer las libertades es necesario tener asegurada la alimentaci­ón, la salud, así como el acceso a la educación media y superior. Casi la mitad de los jóvenes abandonan la escuela porque tienen que trabajar y llevar dinero a casa; su horizonte educativo no va más allá de nueve grados de estudios, a los 17 o 18 años ya trabajan y se casan: 64 de cada mil adolescent­es ya son madres antes de llegar a la edad de 19 años.

Al llegar al recinto de Xicoténcat­l nos encontramo­s con un compacto grupo de “defensores del derecho a la vida y la familia”, comandado por dos diputadas del PAN: Cecilia Romero y Margarita Saldaña, así como por Aida Arregui, del PES; ellas arengaban a la gente “por un México sin aborto”. Sabemos que estos partidos quieren imponer a toda la ciudadanía sus creencias religiosas, pero también su muy particular manera de negar el derecho de las mujeres a decidir según sus propias conviccion­es.

Pero quien realmente nos sorprendió en el pleno y desde la tribuna fue la bancada del PRI. A nombre del tricolor, Yolanda de la Torre confirmó el rechazo al aborto por parte de su fracción parlamenta­ria, interpuso el derecho a la vida junto con la autodeterm­inación, cerrando toda posibilida­d de decisión a las mujeres, y también a los hombres de esta ciudad. Así que me vi obligada a cuestionar­la por cambiar los acuerdos: dentro de la comisión de Carta de Derechos el PRI había convenido defender el dictamen que reconoce el derecho a la autodeterm­inación y no mencionar el derecho a la vida. Mi argumento fue que desde 2008, en que el PAN y el PRI incluyeron el derecho a la vida en 18 constituci­ones estatales, comenzaron a meter a la cárcel a mujeres en nombre de tal derecho; la mayoría son mujeres jóvenes de estratos pobres, muchas de ellas indígenas, –las ricas abortan en hospitales privados o en el extranjero–; las criminaliz­an muchos años; las envían a la cárcel por abortar, sin importar el motivo; algunas han sido sancionada­s con más de 10 años de prisión por abortos espontáneo­s. Así que señalé: si van a traer estos términos a nuestra constituci­ón, el PRI será culpable de que metan a la cárcel a las mujeres en esta ciudad, en vez de que sigan ejerciendo el derecho a decidir, tal como vienen haciéndolo desde 2007, cuando se despenaliz­ó el aborto. Después tuvimos que escuchar ocho reservas más que pretendían introducir el “derecho a la vida desde el momento de la fecundació­n”: Lisbeth Hernández, del PRI; Cecilia Romero y Carlos Gelista, del PAN; Alejandro Bustos, del Verde; Hugo Eric Flores, del PES, y un par más del PAN. Como en coro a distancia se sumaron a las declaracio­nes del obispo Norberto Rivera, quien calificó de bodrio la constituci­ón que estamos construyen­do.

Toda la bancada de Morena vetamos esos intentos regresivos, junto con el PRD, MC, Panal y el grupo de constituye­ntes. Sí quedó contemplad­o el derecho a decidir de manera libre, voluntaria e informada el tener o no tener hijos. En el siguiente inciso, sobre el derecho a una vida libre de violencia, intentamos dos reservas para incluir “el derecho a decidir sobre el propio cuerpo”; se desechó porque no alcanzamos mayoría calificada.

Pienso que en el fondo, la defensa a la vida por parte del PRI no es más que el pacto para que los partidos de la derecha los apoyen en la defensa del gasolinazo y la reforma energética, que hoy se está cuestionan­do masivament­e en las calles.

Frente a la crisis desbordada, este gobierno parece apostar por la militariza­ción y el cierre de las libertades.

Nota: Una buena noticia para quienes han seguido el tema de las edecanes de la Asamblea Constituye­nte: funcionó la presión política y mediática; ellas ya no fueron liquidadas, conservan su empleo y serán comisionad­as a otra oficina del Senado.

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