La Jornada

Rommel Pacheco, decidido a acudir a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020

Se prepara para el Mundial de Budapest y las Series Mundiales, a fin de estar entre lo más selecto

- ROSALÍA A. VILLANUEVA

Más de la mitad de su vida entre el vuelo y agua ha sido la trayectori­a de Rommel Pacheco Marrufo, decidido a encarar otro ciclo olímpico con la plena seguridad de que lo hace con renovados bríos y el mismo ánimo que lo catapultó a las alturas de los saltos ornamental­es.

El yucateco de 30 años de edad no tiene remordimie­ntos ni se aflige por lo ocurrido en Río 2016, porque para él significó “aprendizaj­e y experienci­a”, con el quinto y séptimo lugares en sincroniza­dos e individual, en el trampolín de tres metros.

Más allá de lamentos, el clavadista asume su responsabi­lidad, pues así como gana también sabe perder y lo acepta con valentía para comenzar 2017 “con nuevas aspiracion­es y metas”, como las que se propuso hace más de dos décadas, cuando dejó su natal Mérida para radicar en la Ciudad de México.

Para este comienzo que se perfila a sus cuartos Juegos Olímpicos en Tokio 2020, porque así lo tiene planeado, el clavadista tiene como meta en el presente año el Mundial de Budapest, a fin de mantenerse entre lo más selecto, con “el objetivo de ganar, pelear y luchar por una medalla”.

También pretende competir en las Series Mundiales que comenzarán en marzo en las fases de Pekín, Dubai, Rusia, Londres y Canadá, a las que acuden por invitación los ocho primeros clasificad­os tras los resultados logrados en la justa brasileña del año pasado.

Descartó su asistencia al selectivo que se realizará en León, Guanajuato, para los Grand Prix, ya que si alguno de ellos le sirviera de preparació­n para el Mundial húngaro lo pensaría, pero no tiene considerad­o ninguno por el momento.

Fiel alumno de la china Ma Jin con el equipo infantil y juve- nil, Pacheco Marrufo se enorgullec­e ser un ejemplo para sus compañeros, ya que eso le hace recordar sus inicios y sabe que en cualquier momento dirá adiós, pero por ahora no será así, afirmó contundent­e.

La energía de los niños es una inyección de ánimo para Rommel y está convencido de eso, porque “son los que nos remplazará­n. Hay ciclos, cambios, y nosotros tenemos que empujarlos”, explicó el campeón en la Copa del Mundo de Brasil 2016 ante lo inevitable que estará por suceder con la proyección de Randal Willars, doble medallista mundial juvenil.

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