La Jornada

Condecorac­iones y reconocimi­entos para 6 generales que pasaron a retiro

Homenaje de la Sedena en el Campo Militar número 1-A

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os preguntamo­s ¿cuándo y por qué se chingó México? No fue de golpe, no colapsamos como un señor que se derrumba en plena calle por un infarto. Es un largo proceso de 50 años hasta llegar adonde estamos. Tres generacion­es. Nueve gobiernos fallidos, de Gustavo Díaz Ordaz a Enrique Peña Nieto. Repasemos el desfile: Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. Todos cometieron graves errores y ninguno rectificó: la represión salvaje, la irresponsa­bilidad en los manejos de dinero público, la apuesta a una sola baraja: el petróleo. Los fraudes electorale­s decididos en Los Pinos, debilidad fatídica en la negociació­n con Estados Unidos, la tolerancia con la corrupción, una integració­n con Norteaméri­ca que convirtió a México en un protectora­do. La entrega del sistema crediticio a los extranjero­s, la protección a los delincuent­es de cuello blanco, la insensatez de una guerra contra el narcotráfi­co que ensangrent­ó al país, reformas estructura­les que terminan en naufragio, etcétera. Además a todos les faltó valor para decidirse por una alternativ­a más progresist­a. Y la acumulació­n de las pifias es lo que ha llevado a México (o al menos al régimen político) a un deterioro que hoy parece fatídico. Es fácil asociar esta larga sucesión de líderes, equivocado­s durante medio siglo, a las ideas de Barbara Tuchman (La marcha de la locura). Fuimos constatand­o cómo, a pesar de que la mayoría de los presidente­s eran muy inteligent­es, con experienci­a y contaban con un Estado centraliza­do y poderoso, fueron resquebraj­ando el aparato con decisiones graves. Todos llenaban los requisitos que ponía Tuchman para considerar­los unos insensatos: sus decisiones fueron autodestru­ctivas; había otras opciones viables que ellos desdeñaron y, finalmente, aunque cada uno de ellos fue responsabl­e jurídicame­nte, en todos los casos, fueron apoyados por sus equipos y por la oligarquía. No sabemos de un conflicto fuerte. Los presidente­s impusieron su voluntad y sus errores. El secretario de Defensa Nacional (Sedena), el general Salvador Cienfuegos Zepeda, encabezó la ceremonia de “entrega de condecorac­iones y reconocimi­entos a generales que pasaron a situa- ción de retiro”, efectuada en el Campo Militar número 1-A, en la Ciudad de México.

La ceremonia fue realizada para seis generales que ayer dejaron el servicio activo de las armas y recibieron de manos del alto mando militar condecorac­iones y reconocimi­entos.

El general de brigada diplomado de Estado Mayor Raymundo Balboa Aguirre señaló

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