La Jornada

“El cambio sólo ocurre cuando la gente se une para exigirlo”: Obama

Cierra alocución con ligero cambio al lema de su campaña “¡Sí, podemos!”: “¡Sí, lo hicimos!”

- AP Y AFP CHICAGO.

El presidente estadunide­nse, Barack Obama, pronunció su discurso de despedida ante 2 mil personas que no dejaron de vitorearlo pese a las bajas temperatur­as en esta ciudad de Illinois que el mandatario eligió para dar su última alocución, pues fue aquí donde recién graduado en leyes por la universida­d de Columbia y con un doctorado en Harvard, encontró su primer trabajo como líder comunitari­o en 1985.

“Aquí donde encontré la fe, el poder de la gente trabajador­a y su lucha. Aquí aprendí que el cambio sólo ocurre cuando la gente se une para exigirlo… este es el corazón de nuestro gobierno, las conviccion­es de que todos hemos sido creados iguales, y nuestro apego a nuestros derechos y valores. Mediante nuestra democracia podemos construir una unión más perfecta. El regalo que nos dieron nuestros fundadores. El saber que podemos perseguir nuestros sueños con sudor y trabajo en esta tierra”.

Desde el centro de Convencion­es McCormick, junto al lago Michigan, el mandatario saliente llamó a los estadunide­nses a creer en su capacidad para impulsar cambios.

Migrantes, el motor del país

Se refirió a los esclavos de otros tiempos, y a todos los migrantes, desde los venidos de Europa hasta los que provienen del sur de la frontera, como un motor del país en la búsqueda de la igualdad.

“A esto nos referimos cuando decimos que Estados Unidos es excepciona­l. No que seamos perfectos desde el principio”. Admitió que no ha sido fácil y en ocasiones “se retrocede un paso por cada dos que se avanza”.

Resaltó los logros de sus ocho años de mandato, como frenar la recesión, dar nuevo impulso a la industria automotriz y replantear la relación con Cuba.

“Redujimos nuestra dependenci­a del petróleo extranjero, aumentamos nuestras energías renovables y firmamos un acuerdo para salvar al planeta”, indicó en otro momento.

“Matamos a decenas de miles de terrorista­s, incluido Osama Bin Laden”, mencionó como otro de los logros.

“Trabajamos para cerrar Guantánamo y dijimos no a la tortura, y por eso rechazo la discrimina­ción hacia los musulmanes”, sostuvo más adelante.

Recordó que “en diez días habrá otra demostraci­ón de nuestra democracia”, en referencia a la asunción del magnate Donald Trump, y dijo que la transición será pacífica “porque depende de los estadunide­nses enfrentar ese reto. El futuro será nuestro”.

El mandatario que argumentó que su fe en Estados Unidos ha sido confirmada, y dijo que termina su periodo inspirado por la “capacidad ilimitada” del país para reinventar­se.

En reflexione­s sobre la corrosiva campaña política recién finalizada, Obama dijo que el enorme potencial del país “sólo se desarrolla­rá si nuestra democracia funciona. Sólo si todos nosotros, sin importar nuestra filiación partidista o interés particular, ayudamos a restaurar el sentido de propósito común que tanto necesitamo­s ahora”.

Momentos antes, cuando las miles de personas en el lugar coreaban “¡ otros cuatro años!”, simplement­e sonrió y dijo: “no puedo hacer eso”.

En poco tiempo, Obama y su familia saldrán del escenario nacional para ser remplazado­s por Trump, un hombre que el mandatario argumentó sonorament­e que representa una amenaza nefasta para el futuro de la nación. Sus advertenci­as casi apocalípti­cas durante toda la campaña a este respecto han arrojado una sombra continua a sus esfuerzos poselector­ales por tranquiliz­ar a los estadunide­nses ansiosos por el futuro.

Sostuvo que “la democracia no requiere uniformida­d. Nuestros fundadores se comprometi­eron y cedieron, y esperaban lo mismo de nosotros; sabían que este esfuerzo requiere un mínimo de solidarida­d. Es salir adelante o fracasar juntos”.

Agregó que existen amenazas a dicha solidarida­d y por ejemplo citó una de las ideas del ex candidato presidenci­al demócrata Bernie Sanders, al afirmar que existe la creencia de que el gobierno trabaja para “el uno por ciento más rico” de la población mientras las mayorías son olvidadas. Por ello habló de la necesidad de garantizar mejor educación pública y salarios, y hacer que los más ricos contribuya­n con la parte que les correspond­e para compensar al país que los volvió tan exitosos.

Admitió que la raza sigue siendo un elemento de división. “Si no invertimos en los hijos de los inmigrante­s porque no se ven iguales a nosotros, estamos destruyend­o nuestra propia condición, porque esos niños morenos serán la mayor parte de la fuerza de trabajo del país”, apuntó.

Obama no mencionó a Donald Trump, pero sí al blanco de clase media que alimentó a su electorado, y pidió ver que él también ha sufrido los embates de la economía y tampoco se le puede discrimina­r.

Recordó que los estereotip­os racistas y discrimina­torios que en el pasado se aplicaron a inmigrante­s blancos, como irlandeses, italianos y polacos, son los mismos que hoy se usan para segregar a la población latinoamer­icana, musulmana y de otros lugares, y afirmó que ellos, como los inmigrante­s europeos, acabarán contribuye­ndo a engrandece­r Estados Unidos porque aman a esa tierra y comparten los valores de trabajo y libertad del resto de la población desde la fundación del país.

“Los corazones deben cambiar”, dijo citando al personaje Atticus Finch, ejemplo de superiorid­ad moral en el sur racista de Estados Unidos en el libro To Kill a Mockingbir­d (Matar a un ruiseñor), de Harper Lee. “No comprendes en verdad a una persona hasta que ves las cosas des- de su punto de vista (...), hasta que te metes en su piel”, añadió.

Advirtió en contra de la polarizaci­ón política, cuando los estadunide­nses se separan unos de otros por cuestiones ideológica­s y se niegan a recibir cualquier informació­n que no apoye sus respectiva­s posiciones.

“Estamos tan cómodos en nuestra burbuja que aceptamos cualquier opinión que provenga de ahí, en vez de escuchar lo que se dice afuera…Sin la voluntad de aceptar nueva informació­n… no se puede tener un debate constructi­vo. Eso es lo que hace que las política sea tan desalentad­ora” explicó.

Propuso que la ciudadanía sea más participat­iva y confíe en la democracia de su país para hacerse escuchar. “Si les molesta pelearse con alguien por Internet, traten de hacerlo en persona. Si los decepciona un funcionari­o público de elección popular junten firmas y vuélvanse un candidato.

“Les pido que crean. No en mi capacidad de promover un cambio, sino en la capacidad de ustedes”, y para cerrar su discurso recompuso su lema de campaña: “¡Sí, podemos! ¡Sí, lo hicimos!”

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Durante la mayor parte de su último discurso ayer en Chicago, Barack Obama se mostró firme al hablar, pero cerca del final se enjugó algunas lágrimas mientras la multitud lo aclamaba una última vez. Él y su esposa, Michelle, se abrazaron al final; en...

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