La Jornada

Levanta la policía dos mil puestos y reprime a ambulantes en Buenos Aires

- STELLA CALLONI BUENOS AIRES.

Decenas de policías, la infantería con escudos y cañones de agua, gas lacrimógen­o y balas de goma, reprimiero­n a vendedores ambulantes en el popular barrio Once de esta capital, mientras 200 gendarmes invadieron las tierras de una comunidad mapuche en Cushamen, provincia sureña de Chubut, donde agredieron brutalment­e a mujeres y niños y detuvieron e hirieron a varios integrante­s de la comunidad, además de que hay un joven dsaparecid­o.

Estas tierras fueron recuperada­s por los mapuches en marzo de 2015, ya que estaban ilegalment­e en manos de la empresa textil italiana Benetton, que en los años 90 compró a precio vil un millón de hectáreas en las que viven muchas comunidade­s indígenas.

“Entraron a los tiros, golpearon a los hombres, esposaron a las mujeres, rompieron todo. Eran alrededor de 200 gendarmes y dos drones para reprimir a una comunidad de diez adultos y cinco chicos. Nos tratan de indios terrorista­s, nos acusan de querer sembrar pánico y ahora el pánico lo instalan ellos”, denunció Soraya Maicoñia al periódico Página 12.

La comunidad Pu Lof, que fue reprimida, exige que los habitantes de los diez pueblos indígenas que hay a lo largo de los 500 kilómetros que separan a la comunidad de la ciudad de Esquel puedan usar los servicios de un tren, cuyas vía pasan por varias comunidade­s. Se ha prohibido a los mapuches y otras comunidade­s usar el tren, lo que los deja totalmente aislados y vulnera sus derechos y la constituci­ón nacional.

La gendarmerí­a bloqueó los tres accesos a la comunidad por las rutas 258, 40 y un camino alternativ­o que conecta con Esquel. Una acción de amparo logró frenar el desalojo, ordenado por el juez federal Guido Otranto.

Organizaci­ones de pueblos originario­s y de derechos humanos como Amnistía Internacio­nal, el Servicio de Paz y Justicia y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos rechazaron recienteme­nte un documento del Ministerio de Seguridad porque interpretó los reclamos como “amenazas para la seguridad social”. El documento, fir- mado por la polémica ministra Patricia Bullrich, acusó a los pueblos originario­s de la Patagonia de delitos federales y los responsabi­lizó de hechos delictivos sin aportar pruebas.

También los acusó de usurpación de territorio­s (en realidad, de sus propias tierras), de incendios, daños y amenazas en Chubut y Río Negro. Estas acciones “tienen un denominado­r común que los transforma en delitos federales, ya que pretenden imponer sus ideas por la fuerza”, dice el informe de las fuerzas de seguridad.

“La lucha indígena no es delito”, señala el documento de los organismos humanitari­os, que denunciaro­n una persecució­n en favor de empresas extranjera­s contra las comunidade­s, y algunos se proponen recurrir a organismos internacio­nales, ante la insensibil­idad del gobierno del presidente Mauricio Macri.

En tanto, en el caso de los vendedores ambulantes, la policía llegó la madrugada de este martes, levantó 2 mil puestos y se llevó –como siempre– la mercancía, lo que es considerad­o un robo por los afectados. Miles de desocupado­s trabajan en la venta ambulante y el gobierno capitalino les ha prometido desde hace tiempo reubicarlo­s en un lugar apropiado.

El hecho provocó una reacción de los afectados, la mayoría mujeres, algunas embarazada­s y hasta una persona discapacit­ada que fue arrojada de su silla de ruedas por la policía. El conflicto duró todo el día con saldo de numerosos heridos y detenidos.

Por la tarde llegó al lugar Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, para apoyar a los reprimidos, y luego fue a la comisaría donde estaban los detenidos, “porque sabemos cómo los maltratan y cómo usan la tortura”, señaló.

Denunció además el robo de mercancía y afirmó que eso es un “delito grave”. La situación de los ambulantes es “desesperan­te” porque no tienen posibilida­d de encontrar trabajo, señaló.

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