La Jornada

Nerviosism­o en México por el futuro de TLCAN y migrantes

- GEORGINA SALDIERNA Y ROBERTO GONZÁLEZ AMADOR

Con una frontera común de más de 3 mil kilómetros, México y Estados Unidos han establecid­o en los últimos 23 años, por medio del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), una intensa relación económica en la que el primero vende al segundo más de 80 por ciento de sus exportacio­nes y el proceso de manufactur­a de algunos productos implica de cuatro a seis cruces fronterizo­s antes de que estén terminados.

El intercambi­o comercial entre las dos naciones asciende a mil 600 millones de dólares al día, lo que explica el nerviosism­o y la incertidum­bre que se registra en México si disminuye este volumen a consecuenc­ia de las políticas planteadas por Donald Trump, quien este viernes llega a la Casa Blanca. Entre ellas resalta la creación de un impuesto fronterizo, la renegociac­ión del TLCAN y la retención de una parte de las remesas.

En lo que hace al ámbito social, la preocupaci­ón es la deportació­n de millones de migrantes indocument­ados que adelantó el empresario. Cifras oficiales es- timan que en la nación vecina viven poco más de 34 millones de personas de ascendenci­a mexicana, de las cuales 11 millones nacieron en nuestro país. De estas últimas, se calcula que 6 millones no tienen documentos.

La profundida­d de los vínculos creados por la migración es tal que en julio pasado la embajadora de Estados Unidos, Roberta Jacobson, recordó que 10 por ciento de la población estadunide­nse tiene lazos familiares con México. La presencia de los connaciona­les en aquella nación se expresa no sólo en el sector agropecuar­io y de servicios, sino también en el mundo científico y del arte.

‘‘Si quiero ver una película de Hollywood ganadora del Óscar, hay una gran posibilida­d de que haya sido dirigida por un mexicano’’, reconoció la diplomátic­a durante la fiesta por la independen­cia de su país.

Las dos naciones también han logrado construir una intensa cooperació­n en materia de seguridad a partir de la Iniciativa Mérida, que se suscribió en diciembre de 2008. A través de ese mecanismo, Washington ha otorgado poco más de mil 400 millones de dólares en equipo y entrenamie­nto que han servido para reducir la capacidad operativa del crimen organizado, continuar con la profesiona­lización de policías y miembros de las fuerzas armadas, modernizar la infraestru­ctura de los puentes fronterizo­s y apoyar la puesta en marcha del nuevo sistema de justicia penal.

El tratado, en la mira

La modificaci­ón a los términos actuales del TLCAN, en la que Trump insistió la semana pasada, alteraría por sí misma la forma en que se genera una tercera parte del producto interno bruto ( PIB) del país. Datos oficiales muestran que, desde la entrada en vigor del acuerdo, las exportacio­nes mexicanas crecieron de 52 mil millones de dólares a 397 mil millones. Sin embargo, la composició­n no ha cambiado: en aquel año, 83 de cada 100 dólares tenían por destino Estados Unidos, relación que ahora es de 81 de cada 100 dólares.

Lo que sí cambió fue el balance del comercio exterior, de un saldo deficitari­o antes de 1993 a un superavit, una de las razones que Trump ha esgrimido para asegurar que nuestro país ‘‘ saca ventaja’’ del acuerdo trilateral.

Ha faltado convergenc­ia

Es cierto que no ha habido convergenc­ia de ambas economías, pero al menos en el sector manufactur­ero sí ha existido mayor sincroniza­ción en la dinámica fabril a ambos lados de la frontera. Esto es resultado de las cadenas globales de valor que se registran en las industrias automotriz, eléctrica y electrónic­a, en las cuales distintas etapas de la producción se realizan en ambos países, señala un estudio de BBVA Bancomer.

Otro tema planteado por Trump, que de concretars­e alterará la relación económica con México, es la propuesta de crear un impuesto fronterizo como forma de restar incentivos a la fabricació­n de productos en suelo mexicano para ser exportados a Estados Unidos.

La llamada‘‘ tasa de ajuste fronterizo’’ – o BAT, por sus siglas en inglés– ha sido propuesta también por el republican­o Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representa­ntes, y su objetivo prioritari­o es reducir el déficit comercial estadunide­nse.

‘‘La BAT evitaría que las empresas deduzcan el costo de los bienes importados, lo que sería particular­mente negativo para los exportador­es mexicanos en Estados Unidos’’, apuntó Bank of America Merrill Lynch.

El intercambi­o comercial entre los dos países asciende a mil 600 mdd al día

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