La Jornada

Se estrenará en El Salvador filme sobre su lucha por la democracia

Muestra la violencia, la represión al pueblo y las formas de organizaci­ón y resistenci­a popular Hoy se proyectará en la Universida­d Antonio Gavidia una nueva versión de 2016, fiel al original

- MÓNICA MATEOS-VEGA

A 25 años de la firma de los Acuerdos de Paz en El Salvador, por primera vez se va a exhibir en ese país el documental Historias prohibidas de Pulgarcito, realizado en 1979 por Paul Leduc (Ciudad de México, 1942), en el cual se narran los acontecimi­entos que llevaron a la guerra a esa nación en lucha por su democracia.

Hoy se estrena la cinta en la Universida­d Francisco Gavidia, en la capital salvadoreñ­a. Se trata de una nueva versión, fiel al original, hecha por el cineasta en 2016, con duración de una hora y 20 minutos.

Historias prohibidas de Pulgarcito se dio a conocer en México en abril de 1980, la primera proyección tuvo lugar en el Museo Nacional de Antropolog­ía, en una versión de dos horas y 20 minutos. La película fue entonces muy elogiada y se presentó en diversos países de América y Europa, provocando en el público amplias muestras de solidarida­d con el proceso revolucion­ario salvadoreñ­o.

En el Festival de Cine de Tashkent, Uzbekistán, recibió mención honorífica.

En 1979, el Frente de Acción Popular Unificada (FAPU) decide hacer una película para difundir la lucha del pueblo de El Salvador y así contar con la solidarida­d internacio­nal. Leduc se interesó en el proyecto y filmó en plena agitación; da voz a todos los actores sociales del conflicto: ejército, iniciativa privada, clero, obreros, campesinos y clases medias.

Se inspira en el libro del poeta, ensayista y periodista salvadoreñ­o Roque Dalton (1935-1975), titulado asimismo Las historias prohibidas del Pulgarcito (publicado por Siglo XXI en 1974), y Leduc, al igual que el escritor, retrata al país llamado Pulgarcito de América de forma irónica, burlona, pero al mismo tiempo amorosa, explican los críticos de cine.

Así es como el cineasta mexicano muestra la violencia, la represión al pueblo y, sobre todo, las formas de organizaci­ón y resistenci­a popular que llevaron a la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, tras una década de guerra.

“Sin la participac­ión de Paul Leduc no se hubiera logrado una Se considera que el mérito de la película son las imágenes irrepetibl­es y su gran calidad estética. Sobre estas líneas, fotograma del documental película que es un abanico, un arcoíris de colores políticos e ideológico­s. No es una cinta partidaria o sectaria, ni fanática como toda esa época, sino una expresión de ese realismo silencioso que usa Leduc”, afirmó Fermán Cienfuegos ( Eduardo Sancho, primer comandante de la Resistenci­a Nacional salvadoreñ­a) en una entrevista concedida a la historiado­ra Rebeca Panameño en 2010.

Cienfuegos, investigad­or en la Universida­d Francisco Gavidia, recordó que al utilizar como base para el guión de la película el libro de Dalton se quiso hacer un homenaje “a esa obra tan radical. Leída ahora es ultraizqui­erdista, pero es un collage de la historia del país; combina expresione­s documental­es, narracione­s, interpreta­ciones, artículos de él, bombas y otras tradicione­s muy salvadoreñ­as. Es un libro muy representa­tivo.

“Hay que matizarlo a estas alturas. Lo importante es que queda como documento representa­tivo del momento. Como fundador de la guerrilla y de otras ideas en esa lucha, creo que la película muestra la diversidad de actores que participar­on en esa hazaña, no me gusta usar la palabra proceso. Es una hazaña, una epopeya. La película tiene que incorporar­se a esa crónica y no puede entenderse visualment­e si no se ve la diversidad que el Purgarcito tiene, la cual es su virtud.”

Refleja la búsqueda por unidad nacional

A40 años de la lucha revolucion­aria, Cienfuegos consideró que entonces se sembró la idea de unidad nacional, “pero las ideas tardan muchos años en germinar. La película refleja lo que había en 1980: una búsqueda desesperad­a de la unidad nacional para evitar la confrontac­ión de la guerra civil.

“Esa es otra virtud de este documental, mostrar que varios sectores del ejército y de la guerrilla estaban buscando una salida política de unidad nacional, y no se logró, no se pudo. Eso se va a conseguir sólo por la vía electoral 40 años después.”

Rebeca Panameño también entrevistó al ex comandante de la Resistenci­a Nacional Leo Cabral, quien ayudó a Leduc a concertar varias entrevista­s para su filme; él recuerda que “la película fue una novedad y las personas no sólo se mostraban dispuestas a participar, a dar su aporte de cómo veían la lucha en ese momento, sino que había gran expectació­n respecto de cuál iba a ser el resultado y cuáles las consecuenc­ias.

“Me consta que hubo gran apertura y entusiasmo. Fue una labor agradable para mí y para el equipo de Paul Leduc. Lo más impactante se filmó el 22 de enero de 1980, fue la manifestac­ión más importante de la historia de El Salvador, una expresión de un primer esfuerzo de unidad de todas las fuerzas revolucion­arias de aquel momento: 300 mil personas organizada­s en una ciudad que a lo mejor no llegaba al millón de habitantes, eso significó tener 30 por ciento de la población beligerant­e, realmente decidida a echar a andar un proyecto político de futuro.

“El mérito de la película es poder tener imágenes que son irrepetibl­es y con gran calidad estética. No es una manifestac­ión morbosa de un acontecimi­ento tan importante como fue éste, sino que está tratado con ética política e ideológica, con respeto a las organizaci­ones y personas que murieron. No es un documento panfletari­o, sino histórico, que nos puede ayudar a comprender no sólo aquel momento, sino el actual, en el que todavía sobreviven las fuerzas de la derecha.”

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