La Jornada

Conmovedor­a reaparició­n del Chapecoens­e tras accidente aéreo

Tres sobrevivie­ntes y familiares de víctimas recibieron las medallas de campeones Aficionado­s rindieron un minuto de aplausos y cánticos en memoria de los 71 fallecidos

- AGENCIAS CHAPECÓ.

A54 días del accidente aéreo que sufrió su delegación en Colombia y que dejó saldo de 71 muertos, el Chapecoens­e volvió a jugar un partido oficial de futbol.

Los 90 minutos que el equipo brasileño disputó ante Palmeiras, más que por goles y atajadas, serán recordados por su fuerza simbólica: el 21 de enero de 2017 el club certificó su renacimien­to.

El amistoso se disputó en la Arena Condá, estadio del Chapecoens­e, y culminó 2-2. En lo futbolísti­co, al local le sirvió para empezar a dar ruedo a su plantel, compuesto casi en su totalidad por jugadores recién incorporad­os. Para Palmeiras, campeón de Brasil, también fue una oportunida­d de tomar ritmo pensando en la temporada que comienza. Sin embargo, el partido fue especial por las conocidas razones que exceden a lo deportivo.

Después de la tragedia del 28 de noviembre, cuando el avión que trasladaba a su delegación cayó en Medellín, el Chapecoens­e –o lo que quedaba de él– se embarcó, sumido en profunda tristeza, en un enorme proceso de reconstruc­ción.

Por eso, cuando a las 16:43 horas tiempo local la pelota comenzó a rodar en la cancha, la emoción, por lo perdido y lo reconquist­ado, embargó no sólo a los asistentes, sino a un país entero que todavía se conmueve ante la tragedia.

Antes de que comenzara el partido, Jackson Follmann, Neto y Alan Ruschel, los tres jugadores que sobrevivie­ron al accidente, ingresaron al campo de juego y levantaron el trofeo de campeón de la Copa Sudamerica­na.

El avión que cayó trasladaba al plantel a Colombia, donde el equipo debía jugar la final de la competició­n continenta­l ante Atlético Follmann, quien era uno de los porteros del Chapecoens­e, levantó el trofeo de la Copa Sudamerica­na Nacional de Medellín. El partido nunca se disputó y el 5 de diciembre, la Conmebol, a petición de sus rivales, declaró vencedor del torneo al conjunto brasileño.

Cuando Follmann, desde su silla de ruedas, alzó la copa por encima de su cabeza y la mostró al estadio, muchos hinchas no pudieron contener las lágrimas.

Quien ayudó a trasladars­e al ex arquero fue Nivaldo, compañero de equipo que no viajó a Colombia por decisión técnica y que ahora es parte de la dirigencia del “nuevo Chape”.

Los familiares de las víctimas de los jugadores y miembros del cuerpo técnico muertos en el accidente recibieron también sus medallas de campeones. La ma- yoría mostró fotos de sus parientes fallecidos. Rafael Henzel, el único periodista que sobrevivió al accidente, estuvo en una de las cabinas del estadio y relató el partido para Radio Oeste Capital, de Chapecó.

En el accidente murieron 19 futbolista­s. Para formar su plantel, el Chapecoens­e contrató 23 nuevos nombres, subió a 11 jugadores de las divisiones inferiores y mantuvo a tres de su equipo anterior. Se espera que tanto Neto como Ruschel vuelvan a las canchas, aunque todavía no se sabe cuándo.

A los 71 minutos, el partido se paró por 60 segundos en homenaje a los 71 muertos en el accidente. Todos en el estadio comenzaron a aplaudir y a entonar el que se volvió casi un himno mundial a la superación: “Vamos, vamos Chape”. La reciente vez que había jugado en su estadio fue el 23 de noviembre de 2016: ese día, con una sensaciona­l atajada del fallecido Danilo en el último minuto, el equipo empató 0-0 con San Lorenzo y rubricó su pase a la final de la Copa Sudamerica­na.

Entre aquellas tribunas repletas de aquel día y el lleno de ayer pasaron menos de dos meses. Sucedió el accidente, luego el funeral colectivo, la solidarida­d del deporte mundial y la reconstruc­ción.

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Foto Ap

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