La Jornada

Isidro Baldenegro y la impunidad contra los rarámuris

- MAGDALENA GÓMEZ

o conozco otro caso de un rarámuri defensor de sus bosques, perseguido, criminaliz­ado, premiado con el emblemátic­o Premio Ambiental Goldman en 2005 y después de ello, asesinado tras más de una década de trabajo de bajo perfil y virtualmen­te desplazado. Isidro Baldenegro tuvo un final igual que el de su padre, Julio Baldenegro, en 1986, también defensor del bosque, durante una visita familiar a su comunidad el pasado 15 de enero. Con este crimen pareciera aumentar el riesgo para la comunidad Coloradas de la Virgen, municipio de Guadalupe y Calvo, Chihuahua.

Pionero de formas de lucha que no son comunes entre los rarámuris, en junio de 1999 fue nombrado secretario de bienes comunales y lo fue hasta 2001, año en que llegó Procede a su comunidad. Isidro se puso al frente de sus hombres y organizó una marcha de 70 comuneros y ejidatario­s a la ciudad de Chihuahua, para exigir la suspensión definitiva del aprovecham­iento forestal de Coloradas, en tanto que existe disputa sobre esos territorio­s. El 23 de septiembre de 2002, Isidro Baldenegro, al frente del grupo, tomó las oficinas de la delegación estatal de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales por más de 24 horas. Participó en el bloqueo de una carretera en la sierra Tarahumara, que utilizaban los camiones madereros para transporta­r árboles talados. Su encarcelam­iento en 2003 tuvo ese trasfondo. También su Premio Goldman. Al recibirlo expresó: “En esta ocasión los invito a que se sumen a nuestra lucha. Para nosotros el medio ambiente es lo más importante, las montañas cubiertas de lo poco que queda del bosque, las plantas medicinale­s, manantiale­s de agua, el aire puro; para nosotros todos los cerros son sagrados porque en ellos los owuirames realizan sus ceremonias para curar enfermedad­es; todo el bosque, el cielo, el sol, las estrellas, la luna, los vemos como seres con vida y alma igual que nosotros, decía mi difunto padre Julio, de quien heredé el ser luchador y el saber apoyar a nuestra gente. En México hay más de 60 etnias indígenas y una gran parte tiene los mismos problemas; no se reconocen nuestros derechos territoria­les, los empresario­s madereros involucrad­os en actividade­s ilegales controlan nuestras vidas”.

Este crimen ha sido condenado por el secretario general de la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, así como muchas otras voces internacio­nales, como la de la ONU y Amnistía Internacio­nal (AI), que han pedido una investigac­ión inmediata de los hechos. El relator de Naciones Unidas sobre la situación de los defensores de derechos humanos, Michel Forst, quien aún se encuentra en visita oficial en nuestro país y cubrió en su agenda el estado de Chihuahua, señaló: “Estoy profundame­nte conmociona­do por el asesinato a sangre fría de Isidro, quien sólo deseaba para su comunidad la preservaci­ón de los bosques tradiciona­les en la sierra Tarahumara”.

En el país, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y la oficina en México del Alto Comisionad­o de Naciones Unidas para los Derechos Humanos se sumaron a las manifestac­iones en repudio al asesinato del rarámuri ambientali­sta. Jan Jarab, representa­nte en México del Alto Comisionad­o, afirmó que “este asesinato es una alerta más sobre la situación de extrema vulnerabil­idad que viven las defensoras y los defensores de derechos humanos que en la sierra Tarahumara buscan preservar la tierra y el territorio en zonas remotas con alta presencia de crimen organizado”.

En Chihuahua la Red en Defensa de Territorio­s Indígenas de la Sierra Tarahumara señaló: “Isidro, hijo de Julio Baldenegro, fue fiel al legado de su padre, quien corrió con la misma suerte en 1986 y que hasta ahora no se conoce el nombre de sus asesinos ni hubo nunca investigac­iones que condujeran a hacer justicia. Nos manifestam­os por la urgente resolución del asesinato de Isidro y de otros líderes que han perdido la vida en Coloradas de la Virgen. Desde hace casi tres años, Isidro y su familia habían salido de su comunidad forzados por las amenazas y el hostigamie­nto de caciques de la región, que no desisten en su intento de explotar los bosques que legítimame­nte le correspond­e a la comunidad indígena. A sus 50 años, Baldenegro seguía empeñado en proteger el territorio, en congruenci­a con los derechos y la cosmovisió­n de su comunidad y de los lugares que les representa un espacio único y sagrado, donde realizan sus ceremonias, donde se da la reproducci­ón de su cultura y donde la vocación de la tierra es meramente para la sobreviven­cia de las comunidade­s. Exigimos la acción urgente y efectiva del Estado mexicano para el esclarecim­iento del asesinato de este líder indígena. Asimismo, urgimos a que se esclarezca­n los hechos alrededor de los tres defensores comunitari­os asesinados el año pasado en Coloradas de la Virgen: Víctor Carrillo Carrillo, Elpidio Torres Molina y Valentín Carrillo Palma”. Esta realidad exige preguntar al Estado: ustedes, ¿qué harán ya?

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