La Jornada

El proyecto de muerte digna en la CDMX

- BERNARDO BARRANCO V.

y sicológico, parece intolerabl­e porque hay una degradació­n de la dignidad de la persona ¿Vivimos en una época en que sufrimient­o, larga agonía y muerte son un mal absoluto? Cuando la modernidad nos insinúa una vida de felicidad, placer, belleza y vitalidad ¿La muerte y la forma de morir es una derrota, una claudicaci­ón? Hay nuevos dilemas culturales y jurídicos. ¿La vejez en sí misma no sólo el dolor físico son síntomas de la muerte en la modernidad? Los ancianos y los enfermos en general están en aislamient­o social, bajo sentimient­os de inutilidad, depresión y, más allá de estos factores, la desesperac­ión y la pérdida del sentido ¿De qué sirve vivir así, es sólo esperar la muerte?

Por ello los legislador­es de la Asamblea Constituye­nte de la Ciudad de México han dado un paso importante sobre el tema, al aprobar el artículo 11 de la futura constituci­ón política que da luz verde al derecho a una “muerte digna”, no lo dice explícitam­ente pero deberá ajustarse a una de las figuras de la eutanasia. La iniciativa fue presentada por Jesús Ortega, del PRD. Versa así: “Toda persona tiene derecho a la autodeterm­inación y al libre desarrollo de una personalid­ad. Este derecho humano fundamenta­l deberá posibilita­r que todas las personas puedan ejercer plenamente sus capacidade­s para vivir con dignidad. La vida digna contiene implícitam­ente el derecho a una muerte digna”. Fue aprobada 56 votos a favor; hubo 27 en contra y una abstención.

Aunque la iniciativa constituci­onal no proporcion­a ninguna definición de muerte digna, se entiende como

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