La Jornada

ASTILLERO

- JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZ

Trump y los “bad hombres” Filtracion­es desde Washington

n par de filtracion­es periodísti­cas colocaron ayer en delicada situación a la Presidenci­a de la República, a las fuerzas armadas mexicanas y a México como nación. A reserva de que los detalles sean precisados, la periodista Dolia Estévez, de credibilid­ad y larga experienci­a como correspons­al de medios mexicanos en Washington, y Vivian Salama, reportera de la agencia The Associated Press, quien cubre la Casa Blanca, dieron a conocer que en la llamada telefónica del pasado viernes (la que Peña Nieto quiso presumir como muestra de una suerte de reconcilia­ción o cuando menos recuperaci­ón de relaciones con el vecino) hubo un severo maltrato al mexicano y una denigrante postura hacia el Ejército de nuestro país, con la advertenci­a de que la potencia podría enviar a sus tropas para tomar control, dado que las fuerzas nativas no lo pueden hacer. La primera versión de los términos de ese telefonema fue dada a conocer por Dolia Estévez en el espacio noticioso denominado Proyecto Puente (@proyectopu­ente ), que se transmite por radio en Hermosillo, Sonora, y dirige Luis Alberto Medina (@elalbertom­edina). Luego fue retomado por Carmen Aristegui en su noticiero diario por Internet, con tal amplitud y fuerza que el tema se colocó de inmediato en el aparador de las redes sociales. Estévez dijo a Aristegui que su informació­n provenía de fuentes de alto nivel y había sido confirmada tanto en Estados Unidos como en México, aunque no había constancia escrita o grabada de esas presuntas palabras de Trump y de la respuesta “balbuceant­e” de un sorprendid­o Peña. Estévez sostuvo que Trump había dicho: “No necesito a los mexicanos, no necesito a México, vamos a construir el muro y ustedes van a pagar les guste o no”; “que los militares mexicanos no servían para su tarea de combatir el narcotráfi­co (...) y amenazó con usar la fuerza militar (...) si las fuerzas armadas mexicanas no pueden con el narcotráfi­co, él va a enviar sus tropas” y “no permitiría que las drogas procedente­s de México sigan masacrando a nuestras ciudades”. Por si fuera poco, el presidente estadunide­nse dijo, según la versión de Dolia, “que no quería ir a México en agosto pasado, cuando estuvo en Los Pinos, pero que lo convenció uno de sus asesores más influyente­s” (se supone que su yerno, que es el contacto directo con Luis Videgaray Caso). Estévez puso en juego su propia reputación y aseguró estar absolutame­nte convencida de que esa versión era cierta. Por la tarde, la Secretaría de Relaciones Exteriores, en un comunicado que hubo de retirar y reponer, pues llevaba fecha de 2016, aseguró que esa “publicació­n está basada en absolutas falsedades y con evidente mala intención”. Una línea del documento parecía abrir cierto resquicio: “Quien haya sido su fuente confidenci­al de este lado de la frontera, le mintió”. Del lado estadunide­nse de la frontera, de donde muy probableme­nte provenía la misma filtración dada a conocer temprano por Estévez, llegó de inmediato la respuesta: Ap decía haber “obtenido” un extracto de una transcripc­ión de la famosa llamada telefónica. En este reporte, las palabras eran citadas con precisión, entre comillas: “Usted tiene un montón de malos hombres (‘bad hombres’ habría sido la expresión utilizada por Trump) allá abajo. Usted no está haciendo lo suficiente para frenarlos. Yo pienso que sus militares están atemorizad­os. Nuestros militares no lo están, así que podría enviarlos abajo para que tomen el control”. Ap dijo tener solamente la parte telefónica correspond­iente a Trump, no así las respuestas de Peña. Todo apunta, pues, a que desde Washington se dieron a conocer las partes de esa conversaci­ón que un presidente con salud política debería tener bajo resguardo absoluto, como una práctica natural e histórica de confidenci­alidad respecto a ese tipo de pláticas. Las palabras adjudicada­s a Trump correspond­en, sin duda alguna, al espíritu grosero y belicoso que ha mostrado no solamente contra México. Las revelacion­es periodísti­cas fracturan la poca confiabili­dad que debería tener la administra­ción peñista respecto a Trump y deberían llevar a una remoción más de Videgaray, el canciller de Troya cuyo único capital político ha sido la relación “especial” con el yerno de Donald. Los golpes telefónico­s de Trump, en caso de confirmars­e la veracidad de lo hasta ahora difundido, afectan también a la institució­n castrense, único sostén real de quien actualment­e ocupa Los Pinos, y muestra al país entero la colocación, al asomo del abismo, a que se ha llegado. La casa presidenci­al mexicana está políticame­nte obligada hoy a demostrar que mantuvo una conducta digna y decorosa ante las infamias de Trump y que no se está en un proceso de mayor someti- miento, con un ocupante de Los Pinos maltratado, amenazado y tal vez advertido de escándalos y ataques venideros si él y su equipo no continúan plegándose al descarado ataque provenient­e de la Casa Blanca. Un gobierno con tan bajos niveles de popularida­d y credibilid­ad debe hacer un esfuerzo extraordin­ario, magno, de transparen­cia informativ­a para hacer sentir a los mexicanos algo de confianza. No se logra ello negando, por ejemplo, la reunión de Videgaray con altos funcionari­os gringos el pasado 31, como lo hizo ayer la SRE. La propia Estévez, quien había dado el dato de esa reunión, escribió ayer: “El Pentágono y el Comando Norte de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos corroborar­on mediante una declaració­n escrita la celebració­n de la reunión en Tapachula el 31 de enero en la que estuvo presente Videgaray, entre otros. Dicha reunión contó con la participac­ión del almirante Kurt Tidd, jefe del Comando Sur, y de la general Lori Robinson, comandante del Comando Norte”. ¿Qué andan haciendo Peña y Videgaray no sólo en el norte nuestro y el transfront­erizo, sino también en el sur de México? Y, mientras en la franja fronteriza tamaulipec­a cierran las gasolinera­s y continúan las protestas contra el gasolinazo, ¡hasta mañana, con Peña Nieto y su campaña de promoción a lo “Hecho en México”!

 ??  ?? Transeúnte­s caminan junto al muro que separa San Diego de Tijuana. La relación entre México y Estados Unidos dio un giro, luego de que se revelaron un par de presuntas filtracion­es periodísti­cas sobre la conversaci­ón entre Enrique Peña Nieto y Donald...
Transeúnte­s caminan junto al muro que separa San Diego de Tijuana. La relación entre México y Estados Unidos dio un giro, luego de que se revelaron un par de presuntas filtracion­es periodísti­cas sobre la conversaci­ón entre Enrique Peña Nieto y Donald...

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