La Jornada

Muestra grabador cómo la calle alimenta su arte

Dibujos anónimos lo hicieron repensar su quehacer, explica a La Jornada ■ Sin dinero de por medio, divulga sus trabajos por Instagram La finalidad es que el espectador interactúe con las piezas

- MERRY MACMASTERS

En los albores de su medio siglo de vida el grabador mexiquense Antonio Ochoa (Cuautitlán Izcalli, 1967), cansado de cultivar el arte sacro contemporá­neo, ‘‘abstracto con ciertas texturas y mucho al respecto de las técnicas tradiciona­les del dibujo, como el japonés sumi-e, es decir, no recargar las manos”, decidió un viraje en su quehacer.

Hace tres años Ochoa dejó el automóvil y se dedicó a caminar. Primero hizo recorridos cortos, por ejemplo de su casa hacia los lugares donde abordaba el transporte público. Al deambular buscaba elementos que alimentarí­an su plástica mediante su reinterpre­tación, con la finalidad de renovar su dibujo y expresión.

En ese lapso se dio cuenta de que había obra que podía compartir para su consumo, sin dinero de por medio. Comenzó a divulgarla en Instagram, como pieza única.

‘‘La gráfica nació en evolución”, indica Antonio Ochoa en entrevista con La Jornada.

La noción de arte ‘‘expandido” consiste en sacar las técnicas tradiciona­les del dibujo de sus soportes y su acostumbra­da forma de hacer, entre otras cosas. De allí que Ochoa empezó a emplear la calcomanía y el esténcil, pues cayó en la cuenta de que la calle estaba llena de dibujos de artistas gráficos anónimos. Todo eso le hizo repensar su trabajo.

Aunque Ochoa no hace arte callejero, lo cierto es que las calles lo han alimentado. Ahora busca llevar al público ‘‘todo eso que capté, me alimentó y me llevó a replantear lo que hacía y cómo lo hacía”.

Con ese propósito articuló Caminando, su exposición indi- vidual más ambiciosa en 17 años de quehacer, que desde el 18 de febrero ocupará la totalidad del Museo de Arte Contemporá­neo de Tamaulipas (MACT), ubicado en Matamoros.

‘‘Voy a llevar mi calle al museo, la que vive aquí (señala su cabeza)”, adelanta el grabador. ‘‘Voy a intervenir todo el museo. No voy a llegar a colgar obra, sino a llevar estampa, esténcil, calcomanía y mucha madera, porque voy a hacer construcci­ones. Colocaré obra como la encuentro en la calle para que el público la experiment­e también”. Ante este cambio tan radical en su quehacer, reconoce estar nervioso.

También llevará 97 piezas de tinta china sobre algodón que integrará en la madera para que los visitantes las encuentren de la misma manera que él ha hallado su obra en grietas y rincones.

Continúa: ‘‘El discurso es completame­nte contemporá­neo. Habrá una instalació­n diferente en cada sala del museo, con un discurso basado en caminar a lo inestable. Una de las instalacio­nes se titula precisamen­te El inestable, pues se refiere a esos pasos peatonales donde vemos negro con amarillo con negro. La lectura es una inestabili­dad para cruzar, porque no nos ve alguien que viene en reversa. También hay pasos peatonales muy blancos.

‘‘En otra instalació­n, Binario, toda la sala estará pintada de blanco, con iluminació­n fría que rebote y genere más luz. Los muros estarán intervenid­os con tinta china, y los números cero y uno pintados directos sobre la pared.’’

La última sala llevará un proyecto directo a muro. ‘‘Voy a dibujar sobre muro, luego voy a aplicar blanco para yo mismo tapar mi obra como se ve en la calle cuando llegan los partidos políticos o campañas de equis cosa”.

OCULTARÁ 97 PIEZAS DE TINTA CHINA PARA QUE LOS VISITANTES LAS ENCUENTREN EN EL RECINTO HACE TRES AÑOS DEJÓ EL AUTOMÓVIL Y SE DEDICÓ A CAMINAR Y ABREVAR EN LA CALLE

Ochoa advierte que el trabajo va sin firmar, porque ‘‘la calle es anónima. Si acaso un garabato que no es muy legible, como hacen los grafiteros”.

Sin embargo, ‘‘no es grafiti lo que voy a llevar porque no son garabatos; no es una intervenci­ón vandálica, es muy bien pensada. Tengo una suma de composicio­nes ya en la cabeza que se van a ver repartidas en el museo”.

Ochoa convocó a cinco jóvenes creadores para que colaboren con él en su muestra del Museo de Arte Contemporá­neo de Tamaulipas.

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En el Museo de Arte Contemporá­neo de Tamaulipas, Ochoa colocará su obra como la encuentra en la calle, para que el público la experiment­e también, adelanta en entrevista con La Jornada ■ Foto Marco Peláez

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