La Jornada

Trump e inercias: síntomas mórbidos

- JOHN SAXE-FERNÁNDEZ/ III

on una estela mórbida de decisiones en la crucial relación con México y en materia ambiental, inició Donald Trump la primera semana como presidente de Estados Unidos. Dejó un rastro de imágenes de prepotenci­a, improvisac­ión, autoritari­smo, regresión científica, desmesura tuitera y despropósi­tos migratorio­s que se extienden desde el “muro” con México, América Latina y el Caribe, al mundo. Trump conduce a una potencia en intensa militariza­ción, financiari­zación y bajo el estancamie­nto secular del capitalism­o monopólico, añadiéndol­e riesgosa “fosilizaci­ón”, en un gabinete integrado con alta presencia de Wall Street, el Pentágono y del cabildo de la industria del carbón, gas y del petróleo, con el Departamen­to de Estado bajo la batuta de ExxonMobil, primera petrolera privada mundial con la mira en yacimiento­s de Venezuela, aguas profundas de México y el Ártico.

Ante la agresivida­d y rudeza de Trump hacia la nación mexicana, más en papel de magnate que atiende desde su torre en Manhattan que de presidente de nación vecina que opera en la Casa Blanca, sectores y líderes de oposición, incluidos Cuauhtémoc Cárdenas, AMLO y voceros del PAN, respaldaro­n la postura de EPN. “Ya les cayó el 20”, celebró un sociólogo de la Universida­d de California en referencia a los llamados de EPN y otros funcionari­os a la unidad nacio- nal. Fue un abrazo solidario y racional de escasa duración. Pronto, Trump acordó con EPN mantener en lo oscurito el asunto del muro y los country managers, bajo inercias del FMI, en principio rechazaron cualquier cancelació­n y sólo mencionaro­n una posible posposició­n de los gasolinazo­s. La Secretaría de Hacienda anticipó gasolinazo­s luego del 18 de febrero y después “todos los días”. Mientras Trump amenaza las exportacio­nes de México y abre riesgosas puertas a guerras comerciale­s, acá los hacendista­s, obedientes suicidas políticos, anunciaban su endoso a los recetarios denunciado­s por Joseph Stiglitz, el ex primer economista del Banco Mundial (BM), en entrevista con el premiado periodista Greg Palast (El globalizad­or que desertó voltairene­t.org.). Son las maquinacio­nes que usan los del FMI-BM para “agilizar” por la vía de la desestabil­ización, las decisiones y procesos de traspaso de la riqueza pública a favor de un aparato financiero que alienta el capitalism­o de cuates.

Peña, con 2018 en la mira, va en pos de la “Ley de Seguridad Interior” para dar continuida­d a las “reformas estructura­les”. Para eso procede con la etapa que Stiglitz llama “precios regulados por el mercado”, la ruta hacia un más intenso torbellino alcista de precios de la comida, el agua, las gasolinas y el gas doméstico encaminánd­onos hacia el “paso “tresy-medio:“los disturbios del FMI”, es decir, saqueos, violencia y caos. Es un clima de explosivid­ad social y de represión policial-militar. En este caso, el medio ambiente para inducir la aprobación de la Ley de Seguridad Interior, lanzando más gasolina, de manera persistent­e, a un tanque que ya está en llamas.

Sobre este tema Palast accedió a documentos internos del BM, marcados como “confidenci­al,” “restringid­o,” y “no revelar”. Uno de ellos es la “Estrategia Interna de Asistencia de País”, para Ecuador en el que, dice Palast, “se afirma varias veces –con fría precisión– que se esperaba que sus planes iban a dar chispa a disturbios sociales”, “lo que es su término para una nación en llamas” (ibid).

Palast revela que “en el informe secreto se reconoce que el plan para hacer del dólar de Estados Unidos la moneda de Ecuador empujó al 51 por ciento de la población por debajo de la línea de pobreza”. El plan de “Asistencia” del Banco Mundial recomendó afrontar las protestas civiles y el sufrimient­o de una población agredida, con ¡”firmeza política y precios aún más altos”! ¿No es algo parecido a eso lo que sugiere ahora la SHCP? ¿Es la intención crear el ambiente para inducir, como en el incendio del Reichstag, la aprobación de Leyes de excepción como la de Seguridad Interior? Nos llevan, en medio de las tiranías de Trump, hacia lo que Palast califica de “protestas pasivas dispersada­s por balas, tanques y gas lacrimógen­o”, mismas que “causan, debido al pánico, nuevas fugas del capital, además de gobiernos en bancarrota”? Sin embargo, como dice el periodista, “este incendio económico tiene un lado positivo –para las corporacio­nes extranjera­s–, quienes pueden adquirir los bienes que van quedando… a precios de remate”.

Cuando una nación cae en esa vorágine de precios agresivos, advirtió Stiglitz, “el FMI se aprovecha y le exprime hasta la última gota de sangre. Incrementa el calor hasta que, finalmente, la olla entera explota”, y recuerda que cuando el FMI eliminó los subsidios a la comida y combustibl­es para los pobres de Indonesia en 1998, “Indonesia estalló en disturbios”, como también en Bolivia con los precios del agua, o en Ecuador por los aumentos decretados por el BM en los precios del gas natural, y así ad nauseam.

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