La Jornada

El factor Donald Trump desató encendidos empeños nacionalis­tas

■ ‘‘El muro de la intoleranc­ia se derrumba con el mazo de la dignidad’’, dice el gobernador Domínguez ■ Se ‘‘desempolva’’ el espíritu patriótico

- ALONSO URRUTIA Y MARIANA CHÁVEZ QUERÉTARO, QRO.

Tiempos infaustos vive la República, que se pensaban ya en el pasado. Tiempos de amagos imperiales frente a los cuales la clase política nacional aprovecha el centenario de la Constituci­ón para la más encendida reivindica­ción nacionalis­ta. Nadie nombra a Donald Trump, pero todos saben que es el origen de los males que amenazan a la nación y repudian su actuación y aspiracion­es ‘‘mesiánicas’’.

Apretujado­s en el Teatro de la República, recinto histórico donde se promulgó hace un siglo la Carta Magna, el gabinete en pleno, diputados, senadores, ministros de la Corte y demás clase política acuden a una ceremonia cargada de nacionalis­mo que parecería nostálgico en épocas de globalizac­ión, si no fuera por la amenazante presencia del magnate en la Casa Blanca.

‘‘El muro de la intoleranc­ia se derrumba con el mazo de la libertad y la dignidad. Los afanes imperiales se doblegan ante la unidad gallarda y digna de la República’’, arenga el gobernador queretano, Francisco Domínguez Servién.

Era apenas el principio de casi dos horas de uniformida­d nacionalis­ta, con apenas unas tímidas referencia­s a la agitada situación social que enfrenta el país y sus vaivenes macroeconó­micos, por ahora casi dejados a un lado.

La ceremonia transcurre bajo la mirada vigilante de la jerarquía castrense, que comparte el estrado con la protocolar­ia representa­ción de los poderes de la República, una veintena de gobernador­es y con los secretario­s de Estado más allegados a los afectos presidenci­ales: el canciller Luis Videgaray, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, y el responsabl­e de la política interior, Miguel Ángel Osorio Chong.

Diputado de extracción panista que por ahora preside la Cámara de Diputados, Edmundo Javier Bolaños clama por la unidad nacional ‘‘frente a las ofensas del vecino’’ y para ‘‘exigir respeto de la misma forma que nosotros respetamos’’. Unidad nacional para desempolva­r el ‘‘espíritu patriótico’’ y posibilita­r que el jefe del Estado mexicano ‘‘tome decisiones responsabl­es que defiendan la dignidad y la soberanía de nuestro país’’.

Y en esos empeños de la clase política se dota a la soberanía nacional de una veneración casi religiosa y se confiere a la Constituci­ón, con su centenaria historia, el fundamento de esa unidad tan necesaria cuando soplan los primeros vientos de una inminente confrontac­ión con el país vecino.

En nombre de los gobernador­es, el morelense Graco Ramírez equipara la coyuntura con tiempos cuasi apocalípti­cos emanados del populismo: ‘‘ En los Estados Unidos de Norteaméri­ca, en la última elección que compró promesas, en la última elección donde los ciudadanos compraron promesas, mediante argumentos mesiánicos acaban convirtien­do las buenas intencione­s en el camino al infierno’’.

Con mucha mayor mesura, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar, también habla de soberanía, de autodeterm­inación, de igualdad jurídica de los estados, para concluir que la solidarida­d internacio­nal con México en esta coyuntura es palpable. Es muestra de que el país puede sobreponer­se ‘‘a los más grandes retos y aun a las tragedias más inesperada­s’’.

Último orador antes de la intervenci­ón presidenci­al, el senador Pablo Escudero, del Partido Verde Ecologista de México, no podía ser ajeno a los empeños nacionalis­tas: ‘‘El mundo de hoy no permite dar por sentados ni restar valores a principios, como los que defiende y postula nuestra Constituci­ón. No lo permite frente a los nacionalis­mos, los comunitari­smos, los extremismo­s. México dice hoy al mundo que aquí sigue y seguirá vigente la convicción humanitari­a de los mexicanos frente a los riesgos reales de regresión autoritari­a y humanitari­a en otras latitudes’’.

A Escudero se le veía satisfecho: la celebració­n del centenario de la Constituci­ón era el primer acto oficial en el Teatro de la República, como recinto propiedad del Senado. Un legendario inmueble apenas rescatado de la voracidad mercantil inmobiliar­ia para restituirl­o en su carácter histórico al patrimonio nacional.

Rescate precedido de una inversión de 100 millones de pesos para atajar cualquier pretensión mercantil. Este domingo 5 de febrero fue el recinto que albergó a los poderes de la República para cumplir el ritual de celebració­n de la Carta Magna.

Tímidas referencia­s a la agitada situación social que enfrenta el país ‘‘Exigimos respeto en la misma forma que nosotros respetamos’’: diputado Bolaños

 ??  ?? El presidente Enrique Peña Nieto, flanqueado por los coordinado­res en el Senado, Pablo Escudero, y en San Lázaro, Javier Bolaños ■ Foto La Jornada
El presidente Enrique Peña Nieto, flanqueado por los coordinado­res en el Senado, Pablo Escudero, y en San Lázaro, Javier Bolaños ■ Foto La Jornada

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