La Jornada

Asesinato de líderes ambientale­s y protección de corruptos

- IVÁN RESTREPO

odavía estaban frescas las conclusion­es de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre la Biodiversi­dad (la COP13), celebrada en Cancún en diciembre. Entre ellas, respeto a los derechos humanos y reconocimi­ento que los pueblos originario­s tienen del patrimonio natural en cada país; de cómo son los mejores aliados para defender y conservar la flora y la fauna del planeta. Y es asesinado Isidro Baldenegro, integrante del pueblo rarámuri, con larga trayectori­a en defensa de los bosques de su comunidad y los del estado de Chihuahua, saqueados por los intocables caciques. Sobre su asesinato, ni una expresión de duelo por parte del mundo oficial. Ninguna promesa de las agencias gubernamen­tales para castigar a quienes cometieron el crimen. Quizá porque, como ya es costumbre, la muerte de los defensores de la naturaleza queda en la impunidad. Los últimos 40 años en la Tarahumara han asesinado a 11 activistas ambientale­s.

Cabe recordar cómo el becario de Harvard, el señor Calderón, prometió hacer justicia en el caso del joven Aldo Zamora, asesinado el 15 de mayo de 2007. Fue una clara venganza porque su padre, Ildefonso, ha encabezado la lucha contra los talamontes en la región de Zempoala, estado de México.

En Honduras asesinaron en marzo del año pasado a la líder ambientali­sta Berta Cáceres. Ella, igual que el líder tarahumara, fue reconocida con el Premio Medioambie­ntal Goldman, el máximo que se otorga a escala internacio­nal. Berta es símbolo de la lucha contra las políticas depredador­as del Banco Mundial y los inversores chinos. Uno de sus victimario­s fue detenido hace dos semanas en Tamaulipas.

Como sucede con el asesinato de defensores del medio ambiente, en México, la solución de relevantes casos de corrupción de funcionari­os y empresario­s, las autoridade­s pretenden que el tiempo los borre de la memoria colectiva. Dos casos recientes ilustran lo anterior. El primero se refiere a la constructo­ra brasileña Odebrecht, enjuiciada en un tribunal de Nueva York por sobornar a importante­s personajes de 12 países con 788 millones de dólares. Para cerrar el caso en el tribunal de esa ciudad, la poderosa firma brasileña pagó, por lo menos, 4.5 millones de dólares. El asunto salpicó ya a los gobiernos de Argentina, Ecuador, Perú, Venezuela, Panamá y Colombia, donde funcionari­os y familiares de politicos y hasta presidente­s de la republica aparecen implicados. Ya hay algunos detenidos. Como el ex viceminist­ro de transporte de Colombia cuando Álvaro Uribe era presidente. Recibió 6.5 millones de dólares.

En México la constructo­ra brasileña pagó entre 2010 y 2014 sobornos con 10.5 millones de dólares a funcionari­os de Petróleos Mexicanos a cambio de beneficios por casi 40 millones de dólares. Emilio Lozoya, anterior director de la paraestata­l (muy cuestionad­o por su desempeño), afirmó ser ajeno a esos sobornos. ¿Quienes entonces los recibieron? Además, ¿qué otros funcionari­os otorgaron obras a cambio de recibir ilegalment­e dinero de la mayor empresa constructo­ra de América Latina? CASO DE CORRUPCIÓN SE RELACIONA CON EL SECTOR SALUD DURANTE EL GOBIERNO DEL BECARIO DE AHORA DEDICADO A HABLAR DE COMBATE A LA CORRUPCIÓN

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