La Jornada

Gobierno filipino acusa a la Iglesia católica de “dramatizar” la guerra contra las drogas

- REUTERS MANILA.

Gómez Saa, ex subjefe de inteligenc­ia de la octava Brigada de Infantería de Montaña durante la dictadura ( 19761983), es procesado por los secuestros y tortura de Roberto Vélez, Óscar Guidone y Martín Lecea, quienes fueron llevados a esa unidad militar, y consideran los organismos que esta es una muestra más de la total indiferenc­ia ( del gobierno), desinterés y desconocim­iento de la defensa y promoción de los derechos humanos en nuestro país y nuestro continente.

Un grupo de abogados que investiga crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura ha solicitado a la CIDH que los reciba en marzo próximo para informar que advierten serios obstáculos para continuar con el proceso de memoria, verdad y justicia durante el año anterior, entre los que señalan la grave disminució­n del apoyo estatal, los ataques constantes ante el Ministerio Público Fiscal, la lentitud en los procesos judiciales, “el regreso de la teoría de los dos demonios y de la ideología negacionis­ta al Ejecutivo”, lo que consideran que “es como haber retrocedid­o 25 años”, como definió Adriana Taboada, de la Comisión Me- El gobierno de Filipinas criticó este domingo a los obispos católicos por estar “fuera de contacto”, después de que usaron sus sermones dominicale­s para criticar la guerra contra las drogas que, en su opinión, ha creado un “reino del terror” para los pobres.

Ernesto Abella, vocero presidenci­al, dijo que los miembros de la Conferenci­a Episcopal de Filipinas dramatizar­on la campaña del presidente, Rodrigo Duterte, y que en lugar de criticar deberían contribuir al “reino de la paz”.

La Iglesia católica alzó su voz contra el sufrimient­o que han provocado las matanzas y aseguró que asesinar no es la forma de lucha contra las drogas.

Abella, ex pastor, dijo que la guerra contra las drogas ha hecho más seguro al país, lejos del “terror” que los obispos retratan de manera “bastante dramática”.

Los funcionari­os de la Conferenci­a Episcopal parecen estar fuera de contacto con los sentimient­os de los fieles, que apoyan de forma abrumadora los cambios en Filipinas”, asentó Abella en un comunicado.

Más de 7 mil 600 personas han muerto desde que Duterte lanzó la campaña antidrogas hace siete meses, 2 mil 500 de ellas en las operacione­s policiales. Tanto el gobierno como la policía niegan que haya ejecucione­s extrajudic­iales.

En un discurso la noche de este domingo, Duterte despreció la carta de los obispos y dijo que no detendrán la campaña.

“Ustedes católicos, si creen en sus sacerdotes y obispos, quédense con ellos. Si quieren ir al cielo, entonces vayan con ellos; ahora, si quieren acabar con las drogas... iré al infierno, vengan y únanse a mí”.

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