LLAMA A COMERCIAR CON NUESTROS HERMANOS EN CULTURA E IDIOMA
La situación de nuestra patria hoy es angustiosa; está colmada de incertidumbre, miedo y rabia. Las opiniones están dadas; las preguntas de lo que va a suceder, de lo que vamos a hacer, de lo que no queremos que suceda, han estado dadas en las semanas recientes. Han surgido ya las críticas bien fundamentadas a los responsables de esta terrible situación, quienes merecen juicio político, porque son los que condujeron a México por los caminos equivocados y con perversos propósitos.
En medio de esta temible tempestad surge una luz que brilla de remotos tiempos, sacada de la propia y gran historia de nuestra patria, en la que heroicos y grandes mexicanos nos dieron sus nobles y grandiosos ideales.
México ha caminado demasiado largo tiempo por la senda de vender al mismo vecino todo lo que pide y al precio que paga, y de comprarle lo que no hacemos ni queremos hacer aquí. (La misma historia con los españoles, a quienes dimos oro y plata por espejitos.) Es hora de despertar y de salir de nuestra área de confort: por años y años el mismo vendedor y el mismo comprador. Podemos unirnos con nuestros hermanos de sangre para pensar en el mercado entre todos los pueblos, en el mismo idioma, en las mismas culturas; es hora de ser mexicanos. Es hora de reunirnos con hermanos y no con primos que nos desprecian y nos humillan. Es hora de ser libres y no estar supeditados a una política extranjera.