LAS REBANADAS DEL PASTEL
Tales factores adversos “podrían verse ampliados si las negociaciones de nuevos acuerdos comerciales se prolongan y contribuyen a un aumento de la incertidumbre. Un buen ejemplo es el caso de México, donde las condiciones de los mercados financieros se han endurecido considerablemente por el temor a que Estados Unidos adopte políticas más proteccionistas”. En vía de mientras, el “aprendiz” Videgaray dice que todo marcha bien. En su reporte sobre el panorama global el FMI asegura que “la aceleración que esperábamos desde hace un tiempo parece estar tomando cuerpo: de hecho, se elevan las proyecciones de crecimiento mundial para 2017 a 3.5 por ciento, frente a 3.4 de la última previsión, en enero pasado. Nuestro pronóstico para 2018 se mantiene en 3.6 por ciento. Ambas mejoras pronosticadas para 2017 y 2018 son generalizadas, aunque el crecimiento sigue siendo débil en muchas economías avanzadas y los exportadores de materias primas continúan sufriendo dificultades”. Sin embargo, anota, “la corrección al alza de nuestro pronóstico para 2017 sigue siendo pequeña y las tasas de crecimiento potencial a más largo plazo se mantienen por debajo de las registradas en las pasadas décadas a nivel mundial, y especialmente en las economías avanzadas. Además, aunque existe la posibilidad de que el crecimiento supere las expectativas a corto plazo, hay significativos riesgos a la baja que continúan opacando las perspectivas a mediano plazo y que, de hecho, pueden haberse intensificado desde nuestras últimas previsiones. La incipiente recuperación aún es vulnerable a la variedad de riesgos a la baja”. Uno de ellos, de forma destacable,“es un Con eso de que en México nunca se ha respetado la ley de gravedad, el tipo de cambio peso-dólar cerró ayer en 18.90 por uno (apenas 46.5 por ciento más que al inicio del sexenio), pero los precios de los productos –con los de importación a la cabeza, que son muchísimos, y contando– se mantienen como si dicha paridad rebasara las 22 unidades… Tras la aprehensión de Tomás Yarrington y Javier Duarte, los incautos preguntan: ¿y Emilio Lozoya, apá?