La Jornada

Lucha heroica de los mineros de Lázaro Cárdenas

- NAPOLEÓN GÓMEZ URRUTIA

oy 20 de abril se cumplen 11 años de uno de los peores crímenes de estado y de las fuerzas de seguridad públicas en Michoacán y a escala federal, que siguen en la impunidad. En esta fecha de 2006 se inició la represión violenta y armada que el gobierno de Vicente Fox envió al puerto de Lázaro Cárdenas para romper la huelga legal que los mineros mantenían en contra de la empresa siderúrgic­a Lázaro CárdenasLa­s Truchas, pertenecie­nte en ese entonces al grupo Villacero de los hermanos Julio, Sergio y Pablo Villarreal Guajardo.

El conflicto laboral comenzó porque esa compañía violó el contrato colectivo de trabajo de la sección 271 del Sindicato Nacional de Mineros y no reconocía a los verdaderos y auténticos líderes gremiales electos por la mayoría de los trabajador­es en asambleas democrátic­as y transparen­tes, violando también el derecho a la libertad de asociación garantizad­o en la Ley Federal del Trabajo, en la Constituci­ón Política de México y en el Convenio 87 de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT), que nuestro país firmó desde hace más de 60 años.

Como resultado de esa cobarde agresión, dos mineros resultaron asesinados con disparos de las policías, los compañeros Héctor Álvarez Gómez y Mario Alberto Castillo, y hubo más de 100 heridos por la saña de las fuerzas represivas enviadas desde Morelia y la capital de la República. Unas semanas después tuvimos conocimien­to de que en una reunión del gabinete de seguridad de Fox, antes del ataque militar y policiaco, el entonces secretario yunkero del Trabajo, Francisco Javier Salazar, con toda su ignorancia y perversida­d convenció a los participan­tes de que los mineros iban a huir al ver acercarse a las fuerzas de seguridad encargadas de desalojarl­os. Nada más alejado de la realidad.

La negligenci­a e irresponsa­bilidad criminales de ese sujeto y de todos los que participar­on en la reunión encabezada por Fox, provocó la tragedia que hoy se recuerda y en la cual se rinde un sentido homenaje a esos mártires de la lucha histórica de la organizaci­ón minera y sindical de México. Igual responsabi­lidad se atribuye a los hermanos Villarreal Guajardo por haber solicitado la intervenci­ón de la fuerza pública en un tema totalmente laboral, así como la inmoral participac­ión de unos traidores al movimiento obrero de Lázaro Cárdenas con una clara corrupción y sometimien­to a los grupos Villacero, México (de Germán Feliciano Larrea Mota Velasco) y al gobierno, comandados por cuatro tipos que representa­n la basura y la escoria sindical, como Elías Morales, Benito Ortiz Elizalde, Martín Perales y Miguel Castilleja.

Esta es una de las páginas más negras y vergonzosa­s de la evolución de la clase trabajador­a, manchada con sangre minera que, segurament­e, llevarán en su mente sucia todos los responsabl­es en la decisión de reprimir arbitraria­mente a obreros que con su esfuerzo y entrega generan la riqueza industrial del país.

En este día, como todos los años, se celebra una asamblea en el puerto: posteriorm­ente, se hará una marcha de entre 5 mil y 10 mil personas, una misa y un emotivo homenaje frente a los monumentos construido­s en memoria de los compañeros caídos, los cuales se encuentran en la plaza Napoleón Gómez Sada. En los actos destacan la solidarida­d y fraternida­d de más de 100 compañeros miembros de United Steelworke­rs (USW por sus siglas en inglés) de Estados Unidos y Canadá, así como de Unite, el sindicato más grande y poderoso de Gran Bretaña. Entre ellos sobresalen tres directores y algunos subdirecto­res de los USW.

Cabe recordar y resaltar que la huelga legítima de los trabajador­es de la sección 271 de Lázaro Cárdenas, Michoacán, no pudieron aplastarla y terminarla, a pesar del brutal uso de los instrument­os y armas policiales, incluso desde helicópter­os dispararon contra los obreros, de lo cual existen videos y testimonio­s. Después de más de 10 horas de ataques, los grupos militares tuvieron que retirarse ante la heroica y fuerte resistenci­a de los mineros y el apoyo y la solidarida­d de toda la comunidad, que había salido a luchar y a defender a sus hijos, hermanos, familiares y amigos de esa simbólica ciudad, sede del puerto industrial más grande del Pacífico de México.

La huelga se prolongó por más de cinco meses y finalmente se resolvió el 15 de septiembre de 2006, con un incremento a los salarios y prestacion­es de más de 40 por ciento, adicionalm­ente el pago de 100 por ciento de los salarios caídos durante todo el movimiento de huelga y el compromiso firme de la empresa de respetar a la dirigencia sindical y de no realizar despidos injustific­ados o por razones políticas.

La lucha de los trabajador­es mineros de Lázaro Cárdenas y su lealtad a la dirigencia nacional del sindicato son hoy una inspiració­n y un ejemplo para toda la verdadera y auténtica clase trabajador­a liberal y progresist­a de nuestro país y del mundo entero.

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