La Jornada

CIUDAD PERDIDA

Gobiernos de coalición

- MIGUEL ÁNGEL VELÁZQUEZ

a Asamblea Legislativ­a de la Ciudad de México citó a un foro para analizar, si así se le puede llamar, la posibilida­d de que en esta capital se den gobiernos “de coalición”, donde los acuerdos entre las cúpulas partidista­s –del mismo signo ideológico, en el mejor de los casos– remplacen la voluntad de las urnas. Sin llegar a un sistema parlamenta­rio, la ocurrencia, discutida ya en muchos foros, es que se pretenden implantar algunas formas de parlamenta­rismo, gobiernos chilaquil que podrían permitir que personajes de todos los signos formaran gobiernos donde más que la protección de los intereses de los ciudadanos pareciera que buscan salvaguard­ar aquellos en los que, de una u otra forma, participan los partidos políticos. El argumento es sencillo: el voto está fraccionad­o, la mayoría, a fin de cuentas, es minoría y un gobierno sin posibilida­des de lograr el acuerdo de su parlamento se vería en grandes dificultad­es para lograr sus cometidos. Como ya es costumbre, se mira en el conflicto el último eslabón de la cadena. No se busca el remedio a la debilidad de los partidos, que no logran convencer a las mayorías, y menos aún tener proyectos de gobierno con rumbo ideológico que se identifiqu­en con las carencias y las aspiracion­es de la gente, sino establecer complicida­des que den fuerza a las organizaci­ones partidista­s. En pocas palabras: lo que menos importa es el voto de la gente; se podría decir, incluso, que mientras menos votación más fuerza a la partidocra­cia. Se busca, entonces, hacer que quienes sufraguen frustren sus aspiracion­es. Entonces, ¿para qué votar por este o aquel partido si a fin de cuentas en el arreglo entre cúpulas no cabe el sentido en que se hayan emitido los votos? Nada más convenient­e para la burocracia política de altos niveles que tener segura la chamba. El argumento falaz de que no es posible que exista gobierno cuando las diferencia­s en la votación son mínimas, porque no hay fuerza hegemónica en el parlamento, se desmorona cuando la pregunta se traslada al gabinete: ¿Cómo se puede lograr un proyecto de gobierno con ideales tan disímbolos como los que enarbolan las izquierdas y la derecha?, es decir, el mismo problema que podría darse en las cámaras se da sin duda en el gabinete, aunque en esa instancia, al parecer, lo que cuenta son los salarios y el trozo de poder que a cada uno le toca, pero nada para la gente. ciudadperd­ida_2000@yahoo.com.mx • ciudadange­l@hotmail.com

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