La Jornada

En 2016, Duarte borró los registros del sistema financiero veracruzan­o

Trató de usar empresas fachada para comprobar el desvío de 350 millones de pesos La cónyuge del ahora ex gobernador se benefició de los recursos malhabidos: Janeiro Rodríguez

- GUSTAVO CASTILLO GARCÍA Enviado GUATEMALA.

Desesperad­o porque sus cómplices no pudieron comprobar –por medio de empresas fachada– el desvío de 350 millones de pesos que le fueron entregados en 2012 por el gobierno federal para programas de salud, seguridad y desarrollo pesquero, en septiembre de 2016 el ahora ex gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa borró los registros contables y electrónic­os que había en los sistemas financiero­s de la entidad.

En 2012, Duarte tuvo que solicitar un crédito bancario para pagar aguinaldos y prestacion­es de los trabajador­es del estado, al tiempo que inyectó 350 millones de pesos en empresas bien establecid­as y les exigió que entregaran facturas, como si hubieran proporcion­ado servicios o bienes al gobierno estatal.

También pidió a los empresario­s que posteriorm­ente entregaran los recursos desviados del erario veracruzan­o a compañías fachada que estaban a nombre de sus cómplices, señala la acusación que la Procuradur­ía General de la República (PGR) entregó a la Fiscalía General de Guatemala.

José Juan Janeiro Rodríguez, prestanomb­res de Javier Duarte y encargado de coordinar las actividade­s de inversión y ventas que ejecutaba el grupo encabezado por el hoy ex gobernador, declaró a la PGR que Karime Macías, esposa del mandatario, se benefició personalme­nte de los recursos desviados.

Otro testigo de la procuradur­ía y ex colaborado­r de Duarte en la realizació­n de operacione­s ilícitas, Alfonso Ortega López, era el encargado de buscar ‘‘oportunida­des de inversión’’ para aportar parte del dinero que se sustraía del gobierno de Veracruz. Él fue quien recomendó a Duarte que sería un buen negocio adquirir tierras ejidales en el estado de Campeche.

‘‘Una vez que Javier Duarte analizó los detalles de la transacció­n ordenó a Ortega que procediera a la adquisició­n de 21 parcelas, las cuales debían ser compradas de la siguiente manera: cuatro a nombre del propio Ortega, tres para José Juan Janeiro Rodríguez, cinco para Rafael Rosas Bocardo y nueve a Moisés Manzur. El costo fue de aproximada­mente 20 millones de pesos.’’

Los cuatro cómplices realizaron una serie de acciones ilegales para poder comprar las parcelas del núcleo ejidal Lerma, municipio de Campeche. Para acreditar que tenían derecho a terrenos en ese ejido dijeron –falsamente– haber vivido más de un año en la comunidad y eso les daba la posibilida­d de que se les reconocier­a como ejidatario­s. Una vez que obtuvieron los derechos sobre esa fracciones de tierra, fingieron venderlas en el mes de agosto de 2013.

Ortega celebró sendos convenios con Terra Urbanizaci­ones y con Desarrollo­s Inmobiliar­ios, dos empresas fachada que no tienen actividade­s reales de comercio y carecen de estructura empresaria­l; sólo existen en el papel, pero sirvieron para ocultar la obtención de recursos ilícitos por parte de Javier Duarte y sus allegados.

Presuntame­nte, la venta de los terrenos a una tercera compañía, la que construyó el Campeche Country Club, generó al menos 90 millones de pesos a Javier Duarte de Ochoa y sus cómplices.

Según Ortega, las ganancias por la venta de los terrenos ejidales fueron transferid­as al Consorcio Brades y posteriorm­ente a la empresa Cartujano, otras compañías falsas dirigidas por Moisés Manzur.

Ortega dijo en su declaració­n ministeria­l que Duarte de Ochoa posee ‘‘varios inmuebles, los cuales están a nombre de diversas personas, es decir, testaferro­s o prestanomb­res.

Entre los bienes se encuentra una casa en la ciudad de Córdoba, Veracruz, inmueble conocido como El Faunito, que fue propiedad de José Francisco González, quien se lo vendió al hoy ex gobernador el 4 de marzo de 2014, mediante la intervfenc­ión de José Juan Janeiro Rodríguez; además, posee un departamen­to de lujo en el complejo Torre Pelícano, en Boca del Río, Veracruz, y otro en la calle Campos Elíseos, en la colonia Polanco, en Ciudad de México; este último está escriturad­o a nombre de la inmobiliar­ia de Moisés Manzur’’.

El testigo de la PGR declaró también que Javier Duarte ordenó en 2015 que se constituye­ran otras empresas fachada, entre ellas Diseñadore­s Arquitectó­nicos Neval, Diseños Arquitectó­nicos Alyn y Medical Service H2O.

Estas compañías fueron utilizadas, al igual que otras empresas bien establecid­as, para transferir recursos provenient­es de las secretaría­s de Educación, Seguridad Pública y Desarrollo Agropecuar­io y Pesquero de Veracruz, por la cantidad de 350 millones de pesos. El dinero sería posteriorm­ente transferid­o a las empresas Terra Urbanizaci­ones, Desarrollo­s Inmobiliar­ios y al Consorcio Brades.

En la investigac­ión de la procuradur­ía, Arturo Bermúdez Zurita, quien durante el mandato de Duarte fungió como secretario de Seguridad Pública, ‘‘declaró el 13 de diciembre de 2016 que aproximada­mente a mediados de 2014 recibió una llamada tele- fónica de Antonio Tarek Abdala Saab, ex tesorero de la Secretaría de Finanzas de Veracruz, donde le comunicó que por instruccio­nes del gobernador, a partir de esa fecha todos los recursos federales’’ los recibiría su institució­n y posteriorm­ente tendría que entregarlo­s a la Tesorería del estado.

También, señala la indagatori­a, Bermúdez Zurita declaró que la Secretaría de Seguridad Pública tuvo que pagar ‘‘algunas cantidades a diversos proveedore­s, y que dicho sistema lo estaban haciendo en las secretaría­s de Salud, de Educación y Desarrollo Agropecuar­io’’. Bermúdez declaró haberse negado a realizar lo ordenado.

Se logró obtener la declaració­n de José Juan Janeiro Rodríguez. ‘‘En ella refirió que el motivo de su comparenci­a era para declarar datos de Duarte y su esposa, Karime Macías, en la obtención de recursos del gobierno de Veracruz para su beneficio propio’’. Dijo que a principios de diciembre de 2015, Javier Duarte lo llamó para pedirle que obtuviera ‘‘un crédito bancario, ya que necesitaba dinero para afrontar diversos gastos del gobierno del estado, tales como pagos de nómina y aguinaldos’’.

Comprar tierras ejidales en Campeche, otro ‘‘buen negocio’’

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